De verdad que esto esto no se puede calificar, ni clasificar. Yo que todo lo tengo etiquetado, que le pongo etiquetas a los tuppers en el congelador y que pego post-it por toda la casa, llega el día en el que me harté de los nombres.
Y es que para esto aún no se ha creado nombre que pueda difinir la situación. Hay cosas sin nombre y ya. No quieres, si quiero, no puedo, si puedes, no ahora, si después, si al rato, no en minutos. Es de locos, la vida es locura.
Yo que doy saltos en mundos que son más grandes que yo, donde la realidad supera a la ficción. Cuentos que nadie creería e historias con moraleja. Escritora de un libro que aún no tiene final, que todavía escribe el argumento con un final donde parece que los personajes se me escapan de entre las páginas y ellos cogen la pluma.

Estoy construyendo la torre de Babel, consiguiendo que llegue y toque el cielo. Un problema se suma a otro y así pieza a pieza encaja. Lo difícil parece imposible, y lo imposible impensable. La torre de Babel se puede destruir, es una torre, solo hay que quitar alguna pieza de su base y caerá.