domingo, 27 de septiembre de 2015

Planes

Hay planes improvisados y planes muy pensados. Personas que les encanta hacer millones de planes y otras que simplemente se dejan llevar por lo que surja y vaya saliendo. Lo que es cierto, es que a todos nos gusta tener un buen día y de vez en cuando hacer algo que resulte novedad en nuestras vidas. 

Además hacer un plan no tiene que significar que salga siempre bien, puede que se estropeen por cualquier cosa o que no fuesen lo que se esperaba, o bien cuando ya ha pasado no se recuerda con la misma intensidad y emoción y pierden valor. 

No se sabe, lo único en lo que creo es que hay que aprovechar el momento, disfrutar del día a día, de lo que tenemos y de lo que hacemos, porque la vida es solo una vez, porque el mañana ya no se repetirá más y no sabemos como será de largo el futuro que tengamos. Lo vivido ya nadie podrá arrancárnoslo y será siempre nuestro, así que nada mejor que intentar tener siempre una sonrisa y pasar un gran momento. 


domingo, 20 de septiembre de 2015

Domingo raro

Ha llegado un nuevo domingo y con ello el final de una semana llena de diferentes y variados momentos. Pero lo verdaderamente raro es saber que ha empezado el curso y que yo no tengo que coger el coche para hacer un montón de kilómetros a un pueblo o ciudad donde no me espera nadie. 

Al contrario que de costumbre me puedo permitir el lujo de sentarme y relajarme en un sofá, ver una película, dormirme un rato si me apetece o simplemente no hacer nada. Es una sensación extraña que no me esperaba vivir por ahora y la verdad es que me he acostumbrado fácilmente. 

No se cuanto pueda durar lo bueno, pero por ahora lo disfrutaré al máximo. Porque es genial saber que no tengo que coger el coche y que puedo disfrutar un rato más de mi familia, de mi casa y de momentos de tranquilidad. 

viernes, 4 de septiembre de 2015

Estaciones

Siempre me ha gustado el verano, de hecho, se trata de mi estación del año favorita, tal vez porque desde que era chica lo asociaba a las vacaciones del colegio, además de porque hay que llevar menos ropa, la gente se muestra más alegre, es época de reencuentros, de viajar, de conocer sitios nuevos y de salir de la rutina que nos marcamos durante el resto del año. 

Pero ello no quita que no me guste el invierno. Es agradable dormir calentito sabiendo que fuera hace más frío, salir a la calle y que se te hiele la nariz o incluso es divertido entrar a un supermercado y que las gafas se te empañen por el calor que hace dentro al contraste con las gélidas temperaturas exteriores y no puedas ver nada por segundos, además de tomarte un chocolate caliente, un café o algo, mientras ves una película con una manta por encima. 

Y no me olvido de la primavera, ni del otoño. Esa primavera que adorna todo de color, creciendo nuevas flores, y ese otoño que lo tiñe todo de un color marrón, creando alfombras de hojas secas por las calles... pero que sin embargo no puedo disfrutar en el sitio donde vivo, porque aquí saltamos del verano al invierno y tenemos un solo día de tránsito entre una cosa y otra. A veces como ahora echo de menos poder vivir eso, usar la ropa de entretiempo que se acumula nueva en mi armario porque no da tiempo para usarla, quisiera poder salir con una manga al codo o una chaquetilla sin más. 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Septiembre

Ha llegado ya Septiembre y con ello la incertidumbre que siempre le acompaña. Este es mi mes de la sorpresa, del cambio, de lo inesperado. Como cada Septiembre desde hace más o menos cuatro o cinco años, vengo esperando alguna llamada importante desde alguna terminal con decenas de números y que al descolgar el teléfono se escuche la voz de un hombre o una mujer que oferte la posibilidad de trabajar en algún nuevo pueblo o ciudad. 

Tal vez mi mes favorito sea éste. No solo porque se celebre mi cumpleaños (que ciertamente, tiene bastante que ver) sino porque me encanta, a la vez que me asusta lo desconocido, el saber que pronto estaré trabajando rodeada de pequeños. 

Dejaré que Septiembre un año más me sorprenda, que cuando suene el teléfono se me encoja el estómago y piense "ya" y no me tranquilice hasta escuchar el lugar en el que estaré viviendo o los próximos nueve meses, o tal vez, algunas semanas. Son demasiadas variantes que cuesta afrontar y asimilar, pero que no hay más remedio que aceptar. 

Así que Septiembre, dejaré que me sorprendas como de costumbre has venido haciendo...