miércoles, 8 de julio de 2015

Verano atípico

Llegó el verano y con ello las tan ansiadas vacaciones. Llegó la época donde sobra el tiempo libre y faltan responsabilidades. La época perfecta que nos venden las revistas para enamorarse, tener un affair, hacer lo que más nos gusta, aprovechar y leer, escribir, ver series, películas, tomar el sol, viajar y mil cosas más que luego realmente no da tiempo para todo. 

Y yo al contrario de muchos empiezo sin planes, sin viajes previstos, sin nada ni a corto, ni a largo plazo. Viviré al día, según surjan los planes, según encarte quedar con alguien, leer un libro, coser un poco o ver una serie de esas que me gustan a mí. 

Dicen que cuando no hay planes, es cuando más se disfruta al final el verano. Veremos que me deparan estos dos meses, que buenos momentos pasaré y con quién pasaré mi verano. Será un verano diferente, atípico a lo que siempre he vivido. Pero puede ser genial ¿no? 


sábado, 4 de julio de 2015

Decepciones

Hay millones de momentos en la vida en la que tenemos decepciones, puede que a veces sea con algún compañero de trabajo, con algún amigo, con alguna persona, pero no hay ninguna que duela tanto como una decepción con uno mismo. 

Vives preparándote durante un curso entero para un mismo momento, y cuando llega la hora de la verdad te fallas a ti mismo. Todo eso que tenías en la mente se te olvida, la voz no te sale del cuerpo, las piernas te tiemblan y el corazón puedes sentirlo sin necesidad de colocar la mano sobre tu pecho. Y sientes una gran decepción, porque en una hora no eres capaz de dar ni un 25% de ti mismo y de lo que tenías planeado. 

Pero te queda el consuelo de un abrazo al llegar a casa, de un consuelo en el desconsuelo cuando lloras de rabia, impotencia y coraje, de un montón de palabras de ánimo que aunque no animan porque de nada sirve lo que te digan, si que es cierto que las agradeces igualmente y de una sonrisa que te anima a volver a intentarlo en otra nueva ocasión.

miércoles, 1 de julio de 2015

Seguir caminando...

No desvanecer en el intento, intentarlo aunque sea tarde, seguir escribiendo, riendo y mandando mensajes. No sé que me lleva a actuar como lo hago, si realmente lo que siento o la cabeza que tengo. Soy de mente cuadriculada, si algo es de una manera no puede serlo de otra, pero cuando llegan y cambian mis esquemas me altero rápidamente. 

Las cosas cambiaron hace poco y sigo aquí intentando algo, no sé muy bien el qué, ni yo misma lo tengo claro. Supongo que cumplir una promesa que un día hice y que no quiero romper porque tiene sentido y significado para mí. 

Es muy difícil cuando mi subconsciente por un lado mi chilla que ya es tarde, que intentándolo quedo como una persona cansina, desesperada o idiota que no sabe simplemente aceptar algo. Pero es que por otro lado, si abandono, si realmente dejo de escribir, si desaparezco como tengo costumbre, sucumbiré a lo de siempre, a darle la razón a la otra persona, a perder a alguien que realmente no tengo motivos para que desaparezca de mi vida, a dejar en el tintero muchas cosas sin acabar, a lamentarme en el futuro con la pregunta "¿Y si...?". 

Pero es complicado cuando no ves reciprocidad, y aún así cierras los ojos y sigues escribiendo cosas que luego te arrepientes pero te consuelas a ti misma diciendo que realmente lo pensaba. No es que quieras que la otra persona haga las mismas cosas que tú. Porque nadie, absolutamente nadie, actúa igual a otra persona. Pero puede que si se espere algo, y eso que no tengo muy claro el qué tampoco. 

Obviamente nada volverá a ser igual, pero ¿quién quiere que las cosas sucedan igual?. Eso sí que lo tengo claro, todo tendría que ser diferente. Todo debería cambiar. Pero puede que mis cambios lleguen tarde, que si quiera a lo que aspiro ya no sea posible, que no quiero un inicio, que no quiero volver a los pasos que ya caminé, pero si quiero caminar de nuevo con tranquilidad.  Que no es lo mismo, porque ya no lo quiero. No.

Y todo esto viene a que ahora mismo estoy enfadada conmigo misma porque no aprendo, porque soy como una niña tonta que suspende la lección una y otra vez, da igual de que asignatura hablemos, soy de esas personas que le toman cariño a la piedra, a las piedras. Y justo mientras escribo esto, idiota de mi, sigo pensando que las cosas pueden cambiar, que hay algo que se pueda hacer, que puedo olvidar y seguir, que no tiene sentido enfadarse más, que no tengo que romper más garrotas, que me encantaría que me regalasen una nueva, que no se... supongo que demasiadas cosas pasan por mi cabeza en estos momentos y que son tan confusas, como posiblemente lo es esta entrada que he escrito.