sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz Año Nuevo

Esta es mi última entrada de este año 2011. No haré un recopilatorio sobre lo que me ha ocurrido, porque lo hice en la entrada anterior, pero si quiero aprovechar ya que hago una nueva entrada para agradecer todo lo que me ha pasado este año y para que la gente sepa que empiezo con ilusión renovada un nuevo año, que aún sin saber si lo que me espera será lo que realmente quiero, estoy segura que de todo aprenderé (que se note la positividad en mis palabras).


Ya he terminado mis compras navideñas, a excepción de unas muy importantes, pero que ya tengo medio pensadas. Y tengo ilusión ya por dar los regalos que tengo guardados bajo mi cama, porque este año me siento generosa y he comprado para más gente que nunca, porque se lo merecen todas ellas. 


Y bueno finalmente tomaré el año comiéndome 12 uvas, de las cuáles intentaré poder tragármelas todas sin atragantarme. Luego con probabilidad brindaré con un anillo en la copa, intentaré que el primer paso que dé sea con el pie derecho e intentaré cumplir todos los propósitos de año nuevo. 

Espero que quien lea esta entrada y quien no también, empiece genial un nuevo año, y si no es así que mejore conforme avanza. Y que como dicen por ahí, que lo bueno de este año que termina, sea lo peor del que viene. 

martes, 27 de diciembre de 2011

Recuerdos 2011

El fin de año se acerca y con ello las reflexiones y evaluaciones que hacemos del año que ya ha llega a su fin. Es irremediable pensar en qué hemos hecho, mirar desde un espejo decisiones que hemos tomado, cambios y situaciones que hemos vivido. Ver como hemos avanzado pasito a pasito y sin darnos cuenta nos hemos situado donde estamos ahora. 

No se como ordenar tantas cosas en mi cabeza, todas se juntan, se arremolinan, y no se ponen de acuerdo. Por un lado está el final de mi carrera, he terminado algo que empecé hace 3 años, he conseguido llegar al final con muchos de mis compañeros y amigos, y ahora puedo decir que finalmente soy maestra. Además con esto se relaciona también que conseguí ganar algo que no esperaba, un premio que no merezco solo por mis propios méritos, sino a la gente que estuvo detrás y me animó, me reanimó y me aguantó, pero que está ahí y que me hizo demasiada ilusión.

Otro momento a recordar ha sido este verano. Primero he disfrutado de un viaje en familia a Italia, fueron unos días geniales, con gente que quiero desde siempre, con un montón de cosas nuevas para ver y conocer y en definitiva un tiempo diferente y de ocio con mis padres y hermana. Sin duda inolvidable. Pero como siempre mi verano no termina ahí, porque para empezar comenzó en un una sierra, en un monte, en un cerro con gente divertida, con amigos, viviendo momentos únicos y de risas tras risas. Algo genial. Y el broche de oro se lo puso mis vacaciones por la costa, con gente increíble, gente a la que no esperaba ver y me hizo mucho más ameno mis vacaciones, sin duda inolvidable.

Algo más de este año, no son recuerdos, sino agradecimientos, por seguir contando con gente que aunque sé que siempre estará ahí, hoy quiero que lo sepan si alguna vez leen la entrada. Una amiga, que me aguanta desde hace muchos años, más de los que creí que haría nunca en un principio, y que a día de hoy lo hace, se adapta muchas veces a mi ritmo en lugar de ser al contrario, soporta mis momentos locos, sabe lo que me gustará sin yo saberlo antes, me pone al día en poco tiempo aún sin vernos de seguido e igual al contrario, pero sobre todo me habla con la verdad, es genial que sea ya otro añito más, porque ahí van ocho años a las espaldas y seguirán siendo muchos más.

Tengo otros dos amigos, que no veo más que dos veces al año, pero cuando los veo no se sabe si hace meses o días que los vi por última vez. Y ellos sí llevan conmigo veintiún y veinte años respectivamente. Es más, con ellos ni siquiera suelo hablar por teléfono, en todo caso cumpleaños, santos y fiestas, el resto del tiempo vivimos nuestras vidas, guardamos y luego nos contamos, nos regañamos, nos reímos y nos miramos  sabiendo que no ha cambiado nada.

Y bueno por supuesto también a entrado gente nueva en mi vida este año. Personas que sin darme cuenta se han convertido en importantes o muy importantes en mi vida, de esa que quieres tener siempre a tu lado, que sabes que pase lo que pase cuentas con ella, que tienen un rinconcito en tu vida, aún a pesar del tiempo de crisis y que es muy complicado que te fallen. Sin duda algo que hay que agradecer. 

Pero tengo muchos más recuerdos este año 2011, como mi primer trabajo, sí, al fin tengo algo por lo que puedo decir que gano dinero gracias a mi propio esfuerzo y además de lo que yo disfruto, quiero y me hace feliz, porque 3 horas trabajando para mí son una. 

Otro recuerdo, es que en este año 2011 he perdido unas zapatillas, he descubierto que me gusta el tema de la construcción, que he aprendido un montón de las series policiacas esas que ve mi familia, le he tomado cierto cariño al graffiti, tengo que mejorar en la cocina para no quemar nada, y que las letras me gustan aún siendo alguien orgullosa de ser de ciencias. Me estoy haciendo una experta al volante, azafata de congresos esporádicamente, y una fiel seguidora de mi cantante favorito. 

Estoy segura de que se me olvidan mil cosas que escribir aquí, pero seguirán llegando y puede que las deje escritas o simplemente las guarde para mí, pero aún así mi evaluación de este año es inolvidable, único e irrepetible. 


lunes, 26 de diciembre de 2011

Sin palabras

A lo largo de mi vida pocas veces me he quedado sin palabras. Soy una persona que siempre tiene un comentario listo para decir, alguien que si se encuentra bien tiene palabras para todos y habla como dicen "por los codos" o hasta debajo del agua (y esto lo he hecho de verdad). 

Pero ayer me pasó lo contrario, tuve un momento en el que no encontraba palabras para decir lo que pensaba o sentía, para hacer saber lo que me parecía o para hacer llegar a los demás la alegría que podía sentir en ese momento. Y lo peor es que a día de hoy, no se como hacerlo. 

Con lo cuál, he llegado a la conclusión de que hay veces que los sentimientos nos desbordan, van más allá de nosotros mismos, son tales que no se pueden expresar, un agradecimiento no es suficiente, a veces las lágrimas tampoco lo son, una sonrisa es muy débil, un abrazo muy débil y una mirada muy poco. Y entonces llega el momento en que no sabes como hacer para que la otra persona o el resto conozcan la intensidad de lo que sientes, porque se hace imposible, porque simplemente no puedes, y solo te queda esperar que el resto vea esa punta del iceberg que se esconde dentro de ti. 


sábado, 24 de diciembre de 2011

Navidad

Llevo varios días sin dejarme caer por aquí debido a la falta de tiempo, a mi nula inspiración o simplemente por no tener la necesidad de escribir nada. Pero hoy es diferente, hoy quiero escribir.

Es Navidad, época de felicidad para muchos, claro que sí. Además ya hemos empezado a reencontrarnos con personas que no vemos más que en esta época del año, a veces la familia y otras amigos. Hemos empezado con esas comidas rodeada de personas, donde no hay un minuto de silencio, mil conversaciones simultáneas y risas, muchas risas, por esos momentos compartidos, esos recuerdos o simplemente esos chistes malos. 

Y bueno y también llegan las compras. Sí, esas compras que a mí tanto me agobian y más este año donde mi imaginación no colabora conmigo, porque soy incapaz de pensar en buenos regalos para las personas a las que realmente quiero regalarles algo. No quiero regalar por regalar, quiero que los regalos signifiquen algo para quienes los recibe, que se sepa que hay cariño en ello, no solo deber, pero este año la cosa está complicada, difícil... pero no desisto, al final pensaré algo, lo tengo que conseguir. 

También adornamos nuestras casas, nuestra ciudad se iluminan, las calles se llenan de personas entre compras, risas y prisas. Todo indica una época de felicidad. En mi casa el espumillón, el belén, un pequeño árbol de navidad, y algún adorno más, le da color a las paredes, a las habitaciones y en definitiva al día a día. Y lo cierto es que me gusta.

Además cuando estamos lejos de ver el final del año, empezamos a repasar lo que hemos hecho durante los 365 días del año... son demasiadas cosas que analizar, pero realmente las importantes son aquellas que recuerdas en un primer golpe, en un primer momento, y estoy demasiado feliz, es decir, ha sido un buen año. Pero puede que esa entrada venga en pocos días. 

jueves, 15 de diciembre de 2011

Noches sin sueño

Segunda noche que no concilio bien el sueño, en las que doy vueltas por todos los centímetros de la cama sin poder dormir, y si finalmente me dejo llevar por el cansancio es a la hora o los pocos minutos que vuelvo a abrir los ojos para permanecer despierta un rato más, y con ello la desesperación de saber que no consigo desconectar de todo. 

Según a quién le pregunte tengo dos grandes razones para ello, una me han dicho "te haces mayor", ¿me hago mayor? cada día soy más mayor que el otro y no tengo motivos para perder el sueño, porque nunca lo he hecho, y si de eso se trata, pues entonces me concienciaré de que hoy soy más pequeña que mañana. El otro motivo es que hay preocupaciones que me quitan el sueño. Esta última parece más realista que la otra, pero no tengo tales preocupaciones, cierto que me pongo a pensar en cosas cuando no puedo dormir, pero solo por eso, porque no lo consigo y en algo tendré que pasar mi tiempo... ya que contar ovejas no me soluciona nada, de hecho ni lo he intentado.

Al final por supuesto termino cerrando los ojos y lo que era haber visto todas las horas del reloj, esta noche se ha convertido en verlas casi todas y dando gracias por no haber sido todos los minutos. El caso es que esto no me gusta, porque yo siempre he mantenido una relación de lo más de fiel con mi cama y ahora no me sirve de nada, porque no puedo dormir, y al igual que me han comentado "eso no te pega", estoy totalmente de acuerdo con ello. Yo siempre he sido una especie de marmota cuando se trataba de dormir. 

Veremos a ver que me reserva esta noche mi subconsciente, porque de verdad que quiero poder cerrar los ojos y no abrirlos hasta la mañana siguiente, despertando con ese ruido encantador de unos albañiles pegando martillazos en la casa de al lado (por supuesto todo es ironía). Porque necesito de ese descanso, de ese sueño y de ese dormir más horas, haciéndome estar más despierta, de mejor humos y en definitiva tener un mejor día. 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Etiquetas

No sabía como comenzar a redactar esta entrada, lo he intentado mil veces y mil veces diferentes lo he borrado porque no me convencía lo que leía, así que me he decidido a buscar una imagen de unas etiquetas y cuál ha sido mi sorpresa cuando me he dado cuenta de que hay mil tipos diferentes de éstas. 

Están las etiquetas de la ropa, las etiquetas identificativas para poner nuestro nombre a algún objeto, etiquetas de productos alimenticios, etiquetas escolares, pero por ningún lado he encontrado etiquetas personales, es decir, esas etiquetas que nosotros mismos ponemos a las personas que nos rodean. 

"No debemos hacerlo, no hay que etiquetar a la gente, eso está mal"... son las típicas frases que escuchamos siempre y que deberíamos de asumir, siendo capaces de trasladarlo a la práctica. Pero no es cierto, no lo hacemos, es imposible no etiquetar a la gente cuando se le ve a primera vista o cuando con el paso del tiempo pasa a formar parte de ese circulo de amigos que se tiene. ¿Quién no ha tenido a ese típico amigo gracioso? ¿quién no ha tenido a otro amigo que siempre ha sido más maduro? ¿quién no ha tenido a ese amigo que es más tímido? ¿Y esa persona de tu grupo que es la más espontánea? Pues sí, esa es la verdad, que queramos o no, vivimos etiquetados y etiquetando a la gente que nos rodea.

Por supuesto que yo estoy etiqueta, y muy etiquetada. Cada persona me ha puesto una etiqueta según ha creído conveniente, para algunos soy muy habladora, para otros tímida, para otros puedo ser hermana, hija o mejor amiga, para otras personas soy rubia o castaña, buena para un momento de fiesta, buena para hacer un trabajo de la universidad, responsable o alocada, sensata o loca... La verdad es que no importa, es que vivo con esas etiquetas cuando algunas son más ciertas que otras, y de las que alguna me siento orgullosa y de otras no tanto. Pero nunca podré no ser alguien etiquetada, porque esas etiquetas me dan una identidad frente a otros, lo quiera o no. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Una sonrisa

Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho:
Enriquece a quienes la reciben sin empobrecer a quien la da. No dura ,mas que un instante pero su recuerdo a veces es eterno. Nadie es demasiado rico para prescindir de ella. Nadie es demasiado pobre para no merecerla. Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo. Es el símbolo de la amistad. Una sonrisa da reposo al cansado. Anima a los mas deprimidos. No se puede comprar, ni prestar, ni robar, pues es una cosa que no tiene valor, hasta el momento en que se da. Y si alguna vez te tropiezas con alguien que no sabe dar una sonrisa mas, se generoso y dale la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que no puede dársela a los demás....
(Gandhi)

Hace mucho tiempo leí esta pequeña obra de arte que nos compartió Gandhi y hoy he vuelto a topar con ella en algún rincón de internet. Sencillamente me encanta. Te hace ver la importancia de esas pequeñas cosas que nosotros normalmente no tenemos en cuenta y de la verdadera importancia que tiene un simple gesto como puede ser la sonrisa. 

Hay mil frases diferentes sobre la sonrisa, de hecho a todos nos gusta leer en los estados del resto de personas que tenemos en cualquiera de nuestras redes social, algo referente a ello, porque cuando nos paramos un instante y lo leemos sonreímos instintivamente, nos hace feliz algo tan simple como eso. O cuando estamos en algún sitio, no importa el lugar y vemos a dos personas reír a carcajadas, sonreírse uno a otro, nosotros lo hacemos también. Porque cuando alguien de nuestro alrededor es feliz, por más mal que estemos o peor momento estemos pasando,  nosotros también lo somos. Porque una sonrisa se contagia, y es un virus del que no importa infectarte.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Un resfriado

Llevo dos días encerrada en mi casa sin salir, a no ser que fuese por obligación. Dos días con mi primer resfriado de otoño y acompañada de esos amigos inseparables y necesarios que son los kleenex. Sin mencionar que anteriormente sufrí uno de esos momentos donde sientes que tu cuerpo pesa, que estás machacada y es porque tu temperatura corporal desciende en lugar de ascender. 

Creo que he recorrido mi casa por activa y por pasiva, he leído como hacía mucho tiempo no podía, me he puesto a descargar series que ya he comenzado a ver, he llegado a ver películas en la televisión de Clint Eastwood y me he aburrido como las ostras, me he escuchado discografías enteras o he descubierto canciones nuevas, he ordenado apuntes que tenía sin ordenar hacía tiempo, he visto un documental sobre Ricky Martin, he pasado un rato con mi familia y así un largo etc. de cosas que me ha dado tiempo por hacer en mi convalecencia. 

Por supuesto que eso no quiere decir que no haya tenido vida social, ya que ahora por lo menos casi todos poseemos una cuenta en el messenger, una cuenta de facebook, tuenti o bien twitter. He aprovechado este tiempo para hablar con amigos, horas y horas de charla ininterrumpida, he hablado con gente que hacia tiempo no encontraba conectada, he utilizado mi móvil, y casi, porqué no decirlo hacía señales de humo para que alguien me hablase a veces, o mejor dicho encontrar a la gente que quería conectada. 

Por suerte esto parece que ya termina... no quiere decir que esté mejor, aún sigo con el kleenex en la mano y sin poder soltarlo, pero mañana ¡estoy obligada a salir y lo haré! Ya me tenga que ir cargada de pañuelos. Además llega el fin de semana, con el cumpleaños de una amiga, qué ganitas, que el año me lo salté por estar fuera de viaje y a lo mejor quedar con otras amigas el domingo... Intuyo que será un buen fin de semana y si no yo busco que lo sea. 

martes, 6 de diciembre de 2011

Reflexiones de una tarde

Hay días en los que no se tiene tiempo para reflexionar o simplemente no lo hacemos por no querer hacerlo. Pero hoy en contra de todo pronóstico, me han lanzado dos preguntas que me han hecho pensar mucho más de lo que creía: "¿qué cambiarías de tu mundo?" y "si hoy fuera tu último día ¿qué harías?". 

La entrada está hecha más que por otra cosa, porque no he podido dejar de reírme cuando con un café por delante y una cara seria me han dicho "tengo una pregunta trascendental que hacerte" y no he podido dejar de pensar que ese momento se merecía un poco de protagonismo en mi blog.

Pues bien, con la tontería he dedicado parte de mi tarde en el intento de dar respuesta a estos dos interrogantes. A la primera de ella tras diez minutos pensando, he llegado a la conclusión de que si no había encontrado ya una respuesta, todo indicaba que no había nada que mereciese un cambio. Mi vida ahora es diferente a como era hace simplemente unos meses, hay momentos diferentes, más complicados o más fáciles, pero está bien como está. Soy afortunada de tener trabajo y poder dedicarme a lo que realmente me gusta y me hace feliz, tengo una buena relación con mi familia y unos grandes amigos. Mi vida sigue avanzando y no quiero cambiar nada de ello.

En lo que respecta a la segunda pregunta... creo que he dado una respuesta rápida porque aún no estoy muy segura de que haría ese último día. Supongo que existen varias probabilidades. Una de ellas es vivir mi día igual que si fuese otro normal, simplemente siendo más feliz, sin darle importancia a las cosas. Otra alternativa es cambiar la forma de vivir la vida, es decir, hacer lo que realmente quiero, como quiero, sin importarme lo que los demás digan, porque total nadie podrá decirme nada al día siguiente y siempre por supuesto rodeada de la gente que quiero. Y la última, hacer alguna locura, quizás viajar lejos, pasarlo bien y realizar alguno de los sueños que aún no he cumplido. Pero esta respuesta, nunca se sabe. 

Mientras tanto sigo viviendo mi día a día, disfrutando de los momentos que como el día de hoy me ha regalado y me han hecho feliz, muy feliz, donde las risas me han acompañado durante toda la tarde y donde el final ha sido un gran final. 



lunes, 5 de diciembre de 2011

Palabras

¿Hasta donde se puede decir la verdad? ¿Hasta donde se puede hablar? ¿Realmente tenemos libertad de expresión? Quizás sea mejor preguntar ¿hasta donde está limitada nuestra libertad de expresión? 

Antes de nacer ya estamos en contacto con las palabras, con el sonido de la voz de nuestra madre, que nos dedica palabras a nosotros, a los demás y somos capaces de escuchar. Luego nada más nacer, la gente ya se comunica con nosotros, aún sin ser capaces de entender. Y luego aprendes a comunicarte, a entablar una conversación con los demás, a transmitir pensamientos, sentimientos... haciendo uso de éstas.

Pues bien, hoy yo me pregunto... ¿somos libres realmente de utilizar la palabra tan libremente como nosotros creemos? Mil veces se nos manda callar, mil veces nos piden que no sigamos hablando porque no se quiere escuchar lo que se tiene que decir, mil veces te dicen no digas lo que piensas porque eso hará daño, mil veces te encuentras que no puedes decir lo que realmente quieres por miedo al qué pensarán, mil veces no puedes utilizar las palabra que tú quieres, porque son más correctas otras palabras, mil veces no hablas por no crear conflictos, mil veces... mil veces que sumadas todas, al final te dejan claro que lo que realmente hacemos es utilizar las palabras de acuerdo a la gente con la que estamos, a las situaciones que vivimos y a los sentimientos de los demás. 

Me encantaría levantarme un día, en un mundo en el que no haya que limitar nuestras palabras, en el que simplemente pudiésemos decir todo lo que pensamos y como queremos, un mundo en el que no importe que no tenga sentido lo que se está diciendo, un mundo en el que no tengan tanta importancia las palabras, sino los hechos. Porque ¿quién no ha callado muchas veces lo que quería decir? ¿quién no se ha encontrado problemas por algo dicho sin pensar y que se necesitaba decir? 

Mientras ese día llega, seguiremos callando lo que pensamos, seguiremos reprimiendo lo que de verdad queremos decir, por no hacer daño a la gente que nos rodea, por no crear problemas donde no los hay y podría haberlos. En definitiva seguiremos hablando por contentar muchas veces a los demás. Porque así nos han enseñado y porque nos hemos acostumbrado a ello.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Un buen día

Hay semanas en las que no ocurre nada en tu vida y sin embargo hay otras en las que cada día es como una montaña rusa, donde no puedes parar y aburrirte y donde en días como hoy y acompañada de una positividad que ya echaba de menos, no tienes tiempo ni para mirarte en un espejo, porque de una cosa vas a otra y mantienes tu mente ocupada.

Una mañana dedicada a los demás, donde no todo ha sido maravilloso, pero sin duda ha sido muy gratificante, cosas que valen la pena después de haber pasado un mal rato, de la tensión y los nervios antes de comenzar, de la evaluación después de haber terminado y de porqué no, una llamada a media mañana, de esas que se hablan de todo y de nada y aún así te gusta.  

Por la tarde, a dedicarse a lo que me gusta, a esos dos pequeños que sin ellos saberlo, son más especiales e importantes en mi vida que otros. Porque si me veían cansada, se amoldaban a mí, si me veían contenta reían conmigo, y si me veían triste en algún momento siempre me sacaban una sonrisa. Son dos pequeñajos, bueno... quizás ya no tanto como la primera vez que los vi, pero tienen un espacio más grande en mi vida de las que ellos puedan creer. 

Y luego, luego ha sido una tarde llena de llamadas, horas al teléfono (posiblemente dos horas o más) disfrutando de una compañía no presente, pero sabiendo que detrás de esas voces hay una persona. Conversaciones amenas, divertidas, serias en algún momento, risas, sonrisas, piques (mis propios piques) y sólo ganas, ganas de que no hubiese sido por teléfono si no en persona... lástima que no siempre se puede. 

En definitiva, un buen día, muy positivo, de los que echaba de menos y espero mañana repetir, porque yo quiero y porque merecen la pena. Y ahora dejo esto dando el chivatazo al googlereader. Cuánto me queda por aprender de tecnología. 

lunes, 28 de noviembre de 2011

I don't know


Hoy quiero escribir. No sé sobre qué ¿mi vida? ¿la de alguien más? No tengo ni idea, pero hay algo que quiero expresar y no sé lo que es. Así que solo dejo que mis dedos tecleen sin buscar sentido a mis palabras, porque las palabras pueden ser tu mejor o peor aliado, lo pueden decir todo o no decir nada, puede ser un arma de batalla o un escudo de protección. 


Nos protegemos de la gente que no conocemos, de lo desconocido, de los demás, pero de quien de verdad debemos protegernos es de nosotros mismo, porque depende de como vivamos las cosas, tendrán un significado. Somos nosotros quién más daño podemos hacernos, porque hay momentos en las que no entendemos lo que somos, quienes somos o como hemos llegado a un punto, divertido, ¿no?

Seres racionales, que actuamos más tiempo por irracionalidad que por racionalidad, así somos. Y es que ser, somos diferentes, dicen que no hay dos personas iguales y lo creo cierto. Parecidas a ti muchas, pero igual, nunca. Somos copias irrepetibles. Lo monótono aburre y a su vez transmite seguridad, lo diferente atrae pero da inseguridad. ¿Primera o segunda opción? Yo últimamente la segunda, la vida me pone a prueba y yo la reto a ella. 

Me gustan los retos, son momentos en los que somos capaz de demostrar las capacidades que incluso muchas veces pensamos que no tenemos. Me pico fácilmente, sí ¿y? así soy, o te gusta o no, o lo aguantas o luchas con una derrota asegurada... puedo cambiar muchas cosas, otras que no, y esta no la cambio, porque ser una picajosa me ha enseñado que soy capaz de mucho y que tengo coraje cuando creía no tenerlo.

Hay cientos de cosas que se quedan en el tintero, por no tener coraje... en mi vida muchas cosas, pero no hay arrepentimiento, porque tampoco sirve de nada, simplemente no se pudo y ya. Ok, no las hice, pero ahora tampoco creo que las fuese hacer, el momento ya pasó, porque es cierto eso de que hay oportunidades que no pasan más que una vez en la vida, pero hay que saber también levantar la cabeza, mirar como se larga y girarla para buscar en otro andén un nuevo tren. 

Mañana un nuevo día, ¿mejor que el de hoy? espero que sí. El día no ha sido malo, más bien he sido yo... estoy como ahora, sin saber que escribir o qué hacer... ¿motivos?No los hay, ¿divertido? más bien una encrucijada... busco respuestas a preguntas que desconozco. Pero esto será todo por hoy. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

Promise

Hay sólo 24 horas en un día y mil posibilidades de sentirte bien o muy mal. Pues bien, ahora mismo tengo uno de esos momentos en los que quiero arroparme en una cama, estrujar un muñeco y llorar como cuando éramos pequeños. 

He complicado algo que era muy sencillo, he enredado lo desenredado, y las consecuencias es que ahora no hay vuelta atrás. Lo sencillo lo hacemos difícil y lo blanco lo hacemos negro, y creo que me estoy volviendo experta en esto. Apenas acabamos de llegar al medio día y yo ya hago las cosas difíciles, y lo peor es que lo pago con la persona que no debo, cómo siempre esa soy yo haciéndolo bien.... 

El asunto no es complicado, la gente sólo quiere cuidar de mi, evitar que lleve sobrecargas y busca mi descanso... y ¿qué hago yo por el contrario? hacer un berrinche, enojarme por sentirme más protegida, porque simplemente no entiendo qué lo hagan, y puede ser porque nunca nadie me ha quitado algo que de verdad quería, para hacerme descansar... si alguna vez me han hecho dejar algo han sido responsabilidades, pero no soy persona que sepa hacer eso, no puedo hacerlo. 

Y ahora después de haber sido injusta con la persona que me escuchaba, ¿qué hago? llorar sin ser vista y pedir perdón, porqué es lo único que se puede hacer después de liarla. Y encima es esa misma persona quien espera mientras se me pasa el mal rato, sigue ahí escuchándome y haciéndome sonreír, porque me recuerda que alguna vez yo dije  palabras de apoyo que son ciertas también al contrario. Haciéndome hacer promesas para sentirme mejor. Creo que es de las pocas personas en mi vida que tienen la virtud de descubrir mis estados de ánimo por más que trate de ocultarlo y además ponerle solución a ellos. 

La frase del día "You can break the pinky but you will never break the promise"


jueves, 24 de noviembre de 2011

Fotografías

Hay a quienes no les gustan aparecer en una fotografía, hay a quiénes les apasiona una cámara y hacer cientos de fotos, hay quienes se pasarían horas mirando fotos, hay quienes les encanta el objetivo de una buena o mala cámara e inmortalizarse, y hay quienes cómo yo, no siempre llevan una cámara pero que les gusta una foto porque inmortalizan los detalles que no recordaríamos si no fuese por esa instantánea.

Desde que he nací, he tenido unión con el mundo de la fotografía y disfruto de un sin fin de fotos de mi infancia, debido a la profesión de uno de mis abuelos. En mi casa hay cámaras antiguas, maquinaria de revelado, fotos que a pesar del tiempo siguen rememorando viejos tiempos, en definitiva una unión a este mundo. 

Cuando pasan los años, los recuerdos que atesoramos se distorsionan, pero una foto no. Las fotos permiten devolver momentos ya olvidados, refrescar situaciones ya vividas y sonreír inesperadamente por momentos que vivimos al 100% en algún momento de nuestra larga o corta vida, y que merecieron la pena. 

Las fotos que más me gustan, son las que hacemos cuando otro no la espera, cuando se capta realmente la personalidad de alguien, cuando nadie dice "foto" y todos repetimos y hacemos las mismas poses una y otra vez. Por que una foto que atrape tu reflejo, atrapa tu personalidad. Porque una foto hay veces que puede hacer desaparecer las barreras de alguien y exponer sus pensamientos, su estado de ánimo y además de ello influir en quién la ve después. 

Una fotografía puede ser sólo papel o representar un todo con lo que ha captado. Una fotografía es algo especial, porque no habrá nunca dos fotos iguales, ni dos fotos que provoquen el mismo sentimiento. La fotografía es un tesoro, que atesora recuerdos. 

martes, 22 de noviembre de 2011

Sábado inolvidable

Han pasado ya unos días desde que terminó el sábado, y sin duda ha sido uno de esos días que recordaré por mucho tiempo porque se sale de lo normal y con muy pocas probabilidades lo volveré a vivir alguna vez  igual o si quiera parecido.

El sábado en la mañana tuve uno de tantos cursos que termino haciendo por no saber decir que no. El lado positivo es que al final podré utilizarlo en algún momento y me estoy formando. El negativo que se roba el poco tiempo que me pueda quedar libre, pero bueno ahí seguimos. Lo mejor comenzó luego, cuando me reuní con dos amigas para comer juntas, disfrutando de buenos momentos, risas y sonrisas. 

A la tarde, después de un viaje de dos horas, comenzó la que sería una noche inolvidable compartida con la gente que quiero, y a la que quiero de verdad, de la que necesito tener en mi vida y quiero tener siempre. Esto lo supe cuando paré en mi frenética vida y reflexioné sobre cosas que a nivel particular me hacían sentir incómoda... pero lo necesitaba y me alegro por ello. No puedo decir que me haya servido para tomar decisiones, pero me sirvió para aclarar dudas, descubrir que hago montañas de granos de arena, ver que tengo cosas inmerecidas y que debería de sonreír mucho más por todo. 

Después, sin duda vino el viaje de vuelta. Otras dos horas en plena noche que fueron  tan intensas o más que la  propia noche en sí. Fueron verdades, confidencias, sentimientos expuestos, sonrisas, silencios compartidos, huidas a las verdades que no me gusta escuchar o aceptar. En definitiva, confianza, una dosis muy, muy alta de demostración de confianza, que hace sentir a una más especial de lo que debería por saberse tan especial para otro y no creerse merecedora de ello, no a ese nivel. 

Las conclusiones de este día, es que hay momentos que se viven solo una vez y hay que aprovecharlos, así como cuidar a los amigos que tenemos, y más cuando algunos de ellos peligrosamente pasan a ser más que amigos porque pasan a ser parte de esa familia que tú eliges en la vida y eso supone arriesgarte con todas las letras a confiar en ellos por trabajo y mal que sepas hacerlo, y en eso aún estoy aprendiendo. Porque quiero poder dar la mano con los ojos cerrados y no sentirme desesperada por abrirlos. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Inocencia

Hoy mis niños se merecen esta entrada, a pesar de que nunca la leerán pues no saben de la existencia de este blog.

Pero hoy gracias a ellos he tenido uno de esos momentos increíblemente buenos, que compartes y te sacan la sonrisa.

Esa inocencia que se tiene cuando aún se es niño, cuando se sonreía y se reía por las cosas simples de la vida, cuando un trozo de plastilina nos hacían pasar horas jugando entretenidos, cuando con el mínimo de dinero creías que podías comprar toda una tienda de chucherías, cuando hasta los anuncios de la televisión nos hacían quedar embobadas mírándolos (bueno esto aún nos sigue pasando a algunos... admitámoslo), pero sobre todo cuando creías que las cosas imposibles podían convertirse en realidad si de verdad lo intentabas. 

Los momentos que un niño te hace disfrutar, son los mejores que puedas tener nunca, por estar llenos de inocencia, de espontaneidad y felicidad.  


martes, 15 de noviembre de 2011

Momentos personales

Me encanta poder sentarme un rato a solas, un sitio donde no haya nadie al rededor y poder cerrar mis ojos. Sentir como el viento acaricia mi cara, como los problemas que me acompañan parecen menos problemas durante segundos, o como realmente no lo son y el problema lo he creado yo. 

Me gusta disfrutar muchas veces de esos momentos en los que nadie parece percatarse de ti y puedes observarlos a todos, ver como ríen, como  hablan, como ponen caras demasiado extrañas por algo que les han dicho sus amigos, pero aún así absolutamente nadie se fija en ti y puedes ser tranquilamente la persona que se siente sola en un sitio y reflexione sobre minucias sin ser observado. 

Me gusta atesorar esos momentos de soledad. Puede que sea porque soy una persona rodeada siempre de gente, haciendo cosas sin parar y con mil obligaciones, viviendo una vida que avanza a un ritmo frenético, donde nadie repara en nadie mas de dos minutos, donde en realidad todos nos vemos obligados a seguir andando porque pararnos supone quedarnos atrás. Pero todos necesitamos de ese pequeño momento, ese pequeño refugio del día para pensar en uno mismo.

Tristemente no dispongo siempre de ese rato, ni de ese momento, ni de esa facilidad, para poder sentarme un rato al aire libre. Pero de vez en cuando se me regala un tiempo para ello y eso convierte al lugar en algo especial para mí, y justo hoy añoro poder trasladarme, poder viajar y sentarme en esos escalones, mirar al frente y no ver nada más que la oscuridad de la noche, cerrar los ojos y pensar, pensar en mí.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Reflexiones en carretera

"¿Te gusta conducir?" Es un famoso eslogan utilizado por BMW para publicitar los coches que sacan al mercado. A día de hoy soy incapaz de responder si realmente me gusta o no hacerlo.

Es cierto, que ante la posibilidad de no conducir, así lo hago porque no me siento cómoda al volante. Pero en días cómo hoy, donde por distintas circunstancias me he encontrado retenida en una autovía a un ritmo de 30km/h durante un cuarto de hora y he conducido de noche y acompañada del compás de las gotas de lluvia golpeando contra el coche, he tenido tiempo más que suficiente para pensar en mí.

¿Hacia donde estoy dirigiendo mi vida? ¿Quiénes son las personas que me rodean? ¿Tengo objetivos en estos momentos? ¿Y cuáles son esos objetivos? Estas son solo algunas de las preguntas que han surgido y paseado por mi cabeza. 

Pero no todo han sido preguntas, porque he podido afirmar que estoy viviendo momentos increíbles últimamente, he conseguido cosas que he soñado durante años, tengo gente a mi alrededor que me apoyan siempre y con la que puedo contar con los ojos cerrados, una familia que vale oro y unos amigos que son familia. 

Las conclusiones de mi día, son que conducir durante mucho tiempo pueden hacerte analizar la vida que se está viviendo y a partir de ahí una puede tomar decisiones y arriesgarse a seguirlas. Hoy he tomado alguna que otra y ahora sólo me queda llevarlas adelante.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Quiero que...

Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes, en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.
Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas que hoy puedes contar conmigo...

(Jorge Bucay) 


Quiero aprender a oírte, sin juzgarte.
Quiero que me enseñas a opinar, sin darte consejos.
Quiero aprender a confiar en mí, sin exigirme.
Quiero enseñarte a ayudarme, sin intenter decidir por mi.
Quiero aprender a cuidarte, sin anularte.
Quiero que me enseñes a mirarte, sin proyectar cosas en ti.
Quiero que aprendas a animarme, sin empujarme.
Quiero enseñarte a abrazarme, sin afixiarme.
Quiero aprender a sostenerte, sin hacerme cargo de ti.
Quiero que me enseñes como protegerte, sin mentiras.
Quiero aprender a acercarme a ti, sin invadirte.
Quiero que aprendamos a aceptar las cosas del otro que más nos disgustan.
Quiero que no pretendas cambiarlas.
Quiero que hoy, después de lo aprendido yo de ti y tu de mi, seamos capaces de elegirnos otra vez sin condiciones.

(Jorge Bucay)


He leído y releído este fragmento de uno de los libros de Jorge Bucay "Cuentos para pensar". Creo que no necesita explicar más de lo que cada uno entienden con una lectura a estas palabras, porque ellas solas lo dicen todo, y hoy simplemente quería compartirlo y dejarlo por aquí. 

viernes, 11 de noviembre de 2011

Amigos

Ayer llegó a mis manos una imagen que me hizo reflexionar sobre qué son realmente los amigos, quiénes lo son y porqué es así. La imagen de la que hablo es muy simple, pero el trasfondo en la frase que la acompaña está llena de verdad y significado para mí.


Un amigo para mí es alguien tan importante como puede serlo mi familia o a veces, incluso más. La familia no se elige, simplemente naces y ya la tienes, pero los amigos sí. Disponemos de libertad para dejarlos pasar a un terreno más personal y profundo, de mostrarle tu confianza, de hacerles saber que estás ahí para el momento en que te necesiten y a su vez saber que eso es recíprocos. 

Mis amigos no son todos iguales, ni tampoco son muchos. Ciertamente, verdaderos amigos, se cuentan con los dedos de una mano y me sobran dedos, no necesito más. Ahora mismo tengo la suerte de tener en mi vida a dos personas que más allá de amigas son hermanas. Por supuesto, cada una a su manera. Ninguna es igual a la otra, no se parecen en nada, una rubia y otra morena, una más seria que la otra, una más reflexiva, una más cauta, y así un largo etc. de cosas que pueden hacerlas sumamente diferentes. 

Pero ellas, cada uno a su modo, me da lo que necesito para poder llamarlas amigas. Me dan siempre su confianza ciega, me escuchan cuando lo necesito, me regalan una sonrisa en momentos que sin yo saberlo, la espero más que nunca, me apoyan y me dicen lo que piensan de frente, si algo no les parece bien también han sabido decírmelo, con pequeños detalles me han hecho la chica más feliz del mundo, han contado conmigo en momentos buenos y malos, no se olvidan de una fecha y si lo hacen tienen un motivo que lo justifica y en definitiva cuando yo las necesito están ahí, sea como sea, a la hora que sea y en el rincón del mundo en el que estén, están para mí. 

Hoy confundimos un colega, con un amigo y es un gran error. Tengo la suerte de conocer a muchísima gente y llevarme bien con un montón, pero el pasar un buen rato con alguien no lo convierte en mi amigo. No nos engañemos, es muy fácil encontrar a alguien para compartir unas risas, lo difícil está en encontrar a la persona para compartir unas lágrimas y no arrepentirse por ello, ni sentirse indefenso. Cuando se tiene a esa persona donde es igual la sonrisa, la lágrima o el silencio, entonces podemos hablar de amigo. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

Regalo

He mirado hoy en mi cajón y me he dado cuenta de que muchas de las cosas que guardo son pequeños regalos que me han hecho distintas personas a lo largo de mi vida. La mayoría de ellas, por no decir todas son cosas que no valen más que el valor sentimental que yo les he otorgado a lo largo de los años. 

Hoy sin embargo, me ha tocado a mi ir de compras, buscar algo que pueda gustarle a otra persona, donde en un regalo demuestre que la conozco tanto como para que cuando abra su regalo, la sonrisa que se dibuje en su cara diga "de verdad me gusta" y a su vez yo misma poder sentir la alegría de saber que he acertado en mi elección. 

Porque un buen regalo no se mide por el precio que cueste, sino por el sentimiento con el que se regala y lo que significa para la persona que lo recibe. Porque de la cosa más simple, puede salir un regalo que se guarda para toda la vida. 

Estoy segura de que todo el mundo tiene algún regalo especial, algo que guarda en un cajón, en una cajita, en un rincón de su casa y que significa más de lo que mucha gente pueda imaginar... pero para mí lo interesante y lo mejor es hacer este tipo de regalos, ser tú la persona que consigue llegar a alguien para que guarde lo que tu le has dado. No sé si alguna vez lo he conseguido, pero no dejaré de hacerlo con las personas que me importan, porque es un pequeño reto y una demostración de cariño.

Tarde de lluvia

Hoy se me ha nublado la vista dos veces, hoy se han deslizado por mi rostro lágrimas traicioneras que me dejaban indefensa ante las verdades que escuchaba y yo misma decía. He enfrentado a una de las personas más importantes ahora mismo en mi vida, con palabras que posiblemente hayan herido y que se negaban en un principio a salir de mi garganta. 

Y ahora todo lo que siento es miedo y ganas de seguir llorando. Miedo porque sólo esta persona es capaz de ver a través de mí, a través de mi coraza y verme llorar, sentir que le tengo tanta confianza que no me importa lo indefensa que pueda verme porque nunca lo utilizará en mi contra, porque si caigo se agachará a mi lado y me ayudará a levantarme, porque si sigo llorando hará que deje de llorar. Y quiero seguir llorando porque aunque la conversación ha terminado, he tenido tanto miedo de que cambien las cosas, tengo aún tanto miedo de que ya no todo sea igual, que asusta.

Lo raro es que no me arrepiento de haber sido sincera, tampoco cambiaría lo que ha pasado, porque aún así creo que esto, aunque solo es un poco, me ha hecho crecer, me hace ver que puedo enfrentar los cambios, y por sobre todo que tengo a alguien que le importo más de lo que yo nunca hubiese imaginado, y a pesar de no poder nunca posicionarme en el lugar de otra persona, empiezo a leer en su rostro más allá de una sonrisa.

Ha sido una tarde de lluvia en mi vida, pero después de la tormenta llega la calma...

lunes, 7 de noviembre de 2011

Murmullos y Rumores

De una nimiedad comienza todo un ciclo de cosas que no son ciertas, que se transforman y todo es peor. 



A la gente le encanta un buen rumor, le encantan los murmullos, pero ¿realmente hay algún rumor que sea 100% bueno? La verdad es que no, es que siempre molesta a alguien, y esta vez me ha tocado a mí. Siento que no valgo nada ahora mismo, estoy cansada de intentar ser buena, de no liar las cosas más de lo que ya lo son por naturaleza y ahora resulta que sin quererlo, defiendo a gente que resulta no ser inocente. 

Y la gente disfruta con eso y hacen daño a la gente, a más de la que esperan, mientras una se siente impotente, sin ganas de hacer nada más que dar marcha atrás, huir o cerrar los ojos y no ver nada, lo que pasa es que cuando los abres esa realidad sigue ahí y te golpea con más fuerza que nunca.

Con el tiempo toda pasa, y luego se aburren de los mismos temas, olvidan y  el daño que hicieron ya no parece ser daño, pero ¡¿por qué la gente no piensa antes todo lo que dice?! Un día les pasará a ellos y se acordarán de esto, pero por desgracia olvidan demasiado rápido y vuelven a los mismos errores. ¡Qué la gente se preocupe de su vida, no de la de los demás!



Bullicio y colores

He abierto mi cajón esta mañana. No buscaba nada en especial, simplemente quería verlo, recordar que tenía guardado y me he encontrado con algo que hacía mucho tiempo no veía: un pito de carnaval. Un pito blanco y pequeñito, una de cuando era chica y tu padre te compra porque a ti te hace ilusión tenerlo y te consiente como puede.

Ese es el momento de carnaval, donde las calles se llenan de papelillos y serpentinas, donde los colores destacan sobre las paredes blancas de los edificios, donde las personas se multiplican hasta inundar y obstaculizar tu caminar. Todo esto hace que un carnaval se convierta en algo inolvidable. 

Eres pequeño y tu padre te sube a sus hombres, te crees invencible y eres el niño más feliz en ese momento. Eres capaz de divisar todo cuanto hay en la calle, miras a las personas desde arriba y crees que es algo increíble y fantástico. Tiras papelillos y serpentinas efusivamente como si la vida se te fuese en ello. Y ahora que pasan los años te das cuenta de que esos momentos en los que la felicidad venía de manos de las cosas más simples e insignificantes que puedas pensar, son las que recordarás siempre aún cuando pasen los años.

domingo, 22 de mayo de 2011

Abriendo el cajón

La mayoría de nosotros tiene en su casa un cajón desastre, un cajón que utiliza para guardar aquello que un momento dado no sabemos donde ponerlo, cosas que no queremos tirar y queremos seguir teniendo, cosas que nos recuerdan a un pasado y nos trae buenos recuerdos. 

Yo hablaré de mi cajón, probablemente de cosas que no están en ese cajón pero que me gustaría que estuviesen, cosas que alguna vez estuvieron, cosas que pueden que estén, cosas que sin ser materiales siento que pertenecen a ese rinconcito de mi casa, a ese rincón que es sólo mio y poco a poco iré descubriendo. 
Habrá días con más lógica y sentido, otros que no tanto, otras que desvariaré y no nombraré a mi cajón, pero todo relacionado entre sí, todo para que sepáis un poco más de mi.