sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz Año Nuevo

Esta es mi última entrada de este año 2011. No haré un recopilatorio sobre lo que me ha ocurrido, porque lo hice en la entrada anterior, pero si quiero aprovechar ya que hago una nueva entrada para agradecer todo lo que me ha pasado este año y para que la gente sepa que empiezo con ilusión renovada un nuevo año, que aún sin saber si lo que me espera será lo que realmente quiero, estoy segura que de todo aprenderé (que se note la positividad en mis palabras).


Ya he terminado mis compras navideñas, a excepción de unas muy importantes, pero que ya tengo medio pensadas. Y tengo ilusión ya por dar los regalos que tengo guardados bajo mi cama, porque este año me siento generosa y he comprado para más gente que nunca, porque se lo merecen todas ellas. 


Y bueno finalmente tomaré el año comiéndome 12 uvas, de las cuáles intentaré poder tragármelas todas sin atragantarme. Luego con probabilidad brindaré con un anillo en la copa, intentaré que el primer paso que dé sea con el pie derecho e intentaré cumplir todos los propósitos de año nuevo. 

Espero que quien lea esta entrada y quien no también, empiece genial un nuevo año, y si no es así que mejore conforme avanza. Y que como dicen por ahí, que lo bueno de este año que termina, sea lo peor del que viene. 

martes, 27 de diciembre de 2011

Recuerdos 2011

El fin de año se acerca y con ello las reflexiones y evaluaciones que hacemos del año que ya ha llega a su fin. Es irremediable pensar en qué hemos hecho, mirar desde un espejo decisiones que hemos tomado, cambios y situaciones que hemos vivido. Ver como hemos avanzado pasito a pasito y sin darnos cuenta nos hemos situado donde estamos ahora. 

No se como ordenar tantas cosas en mi cabeza, todas se juntan, se arremolinan, y no se ponen de acuerdo. Por un lado está el final de mi carrera, he terminado algo que empecé hace 3 años, he conseguido llegar al final con muchos de mis compañeros y amigos, y ahora puedo decir que finalmente soy maestra. Además con esto se relaciona también que conseguí ganar algo que no esperaba, un premio que no merezco solo por mis propios méritos, sino a la gente que estuvo detrás y me animó, me reanimó y me aguantó, pero que está ahí y que me hizo demasiada ilusión.

Otro momento a recordar ha sido este verano. Primero he disfrutado de un viaje en familia a Italia, fueron unos días geniales, con gente que quiero desde siempre, con un montón de cosas nuevas para ver y conocer y en definitiva un tiempo diferente y de ocio con mis padres y hermana. Sin duda inolvidable. Pero como siempre mi verano no termina ahí, porque para empezar comenzó en un una sierra, en un monte, en un cerro con gente divertida, con amigos, viviendo momentos únicos y de risas tras risas. Algo genial. Y el broche de oro se lo puso mis vacaciones por la costa, con gente increíble, gente a la que no esperaba ver y me hizo mucho más ameno mis vacaciones, sin duda inolvidable.

Algo más de este año, no son recuerdos, sino agradecimientos, por seguir contando con gente que aunque sé que siempre estará ahí, hoy quiero que lo sepan si alguna vez leen la entrada. Una amiga, que me aguanta desde hace muchos años, más de los que creí que haría nunca en un principio, y que a día de hoy lo hace, se adapta muchas veces a mi ritmo en lugar de ser al contrario, soporta mis momentos locos, sabe lo que me gustará sin yo saberlo antes, me pone al día en poco tiempo aún sin vernos de seguido e igual al contrario, pero sobre todo me habla con la verdad, es genial que sea ya otro añito más, porque ahí van ocho años a las espaldas y seguirán siendo muchos más.

Tengo otros dos amigos, que no veo más que dos veces al año, pero cuando los veo no se sabe si hace meses o días que los vi por última vez. Y ellos sí llevan conmigo veintiún y veinte años respectivamente. Es más, con ellos ni siquiera suelo hablar por teléfono, en todo caso cumpleaños, santos y fiestas, el resto del tiempo vivimos nuestras vidas, guardamos y luego nos contamos, nos regañamos, nos reímos y nos miramos  sabiendo que no ha cambiado nada.

Y bueno por supuesto también a entrado gente nueva en mi vida este año. Personas que sin darme cuenta se han convertido en importantes o muy importantes en mi vida, de esa que quieres tener siempre a tu lado, que sabes que pase lo que pase cuentas con ella, que tienen un rinconcito en tu vida, aún a pesar del tiempo de crisis y que es muy complicado que te fallen. Sin duda algo que hay que agradecer. 

Pero tengo muchos más recuerdos este año 2011, como mi primer trabajo, sí, al fin tengo algo por lo que puedo decir que gano dinero gracias a mi propio esfuerzo y además de lo que yo disfruto, quiero y me hace feliz, porque 3 horas trabajando para mí son una. 

Otro recuerdo, es que en este año 2011 he perdido unas zapatillas, he descubierto que me gusta el tema de la construcción, que he aprendido un montón de las series policiacas esas que ve mi familia, le he tomado cierto cariño al graffiti, tengo que mejorar en la cocina para no quemar nada, y que las letras me gustan aún siendo alguien orgullosa de ser de ciencias. Me estoy haciendo una experta al volante, azafata de congresos esporádicamente, y una fiel seguidora de mi cantante favorito. 

Estoy segura de que se me olvidan mil cosas que escribir aquí, pero seguirán llegando y puede que las deje escritas o simplemente las guarde para mí, pero aún así mi evaluación de este año es inolvidable, único e irrepetible. 


lunes, 26 de diciembre de 2011

Sin palabras

A lo largo de mi vida pocas veces me he quedado sin palabras. Soy una persona que siempre tiene un comentario listo para decir, alguien que si se encuentra bien tiene palabras para todos y habla como dicen "por los codos" o hasta debajo del agua (y esto lo he hecho de verdad). 

Pero ayer me pasó lo contrario, tuve un momento en el que no encontraba palabras para decir lo que pensaba o sentía, para hacer saber lo que me parecía o para hacer llegar a los demás la alegría que podía sentir en ese momento. Y lo peor es que a día de hoy, no se como hacerlo. 

Con lo cuál, he llegado a la conclusión de que hay veces que los sentimientos nos desbordan, van más allá de nosotros mismos, son tales que no se pueden expresar, un agradecimiento no es suficiente, a veces las lágrimas tampoco lo son, una sonrisa es muy débil, un abrazo muy débil y una mirada muy poco. Y entonces llega el momento en que no sabes como hacer para que la otra persona o el resto conozcan la intensidad de lo que sientes, porque se hace imposible, porque simplemente no puedes, y solo te queda esperar que el resto vea esa punta del iceberg que se esconde dentro de ti. 


sábado, 24 de diciembre de 2011

Navidad

Llevo varios días sin dejarme caer por aquí debido a la falta de tiempo, a mi nula inspiración o simplemente por no tener la necesidad de escribir nada. Pero hoy es diferente, hoy quiero escribir.

Es Navidad, época de felicidad para muchos, claro que sí. Además ya hemos empezado a reencontrarnos con personas que no vemos más que en esta época del año, a veces la familia y otras amigos. Hemos empezado con esas comidas rodeada de personas, donde no hay un minuto de silencio, mil conversaciones simultáneas y risas, muchas risas, por esos momentos compartidos, esos recuerdos o simplemente esos chistes malos. 

Y bueno y también llegan las compras. Sí, esas compras que a mí tanto me agobian y más este año donde mi imaginación no colabora conmigo, porque soy incapaz de pensar en buenos regalos para las personas a las que realmente quiero regalarles algo. No quiero regalar por regalar, quiero que los regalos signifiquen algo para quienes los recibe, que se sepa que hay cariño en ello, no solo deber, pero este año la cosa está complicada, difícil... pero no desisto, al final pensaré algo, lo tengo que conseguir. 

También adornamos nuestras casas, nuestra ciudad se iluminan, las calles se llenan de personas entre compras, risas y prisas. Todo indica una época de felicidad. En mi casa el espumillón, el belén, un pequeño árbol de navidad, y algún adorno más, le da color a las paredes, a las habitaciones y en definitiva al día a día. Y lo cierto es que me gusta.

Además cuando estamos lejos de ver el final del año, empezamos a repasar lo que hemos hecho durante los 365 días del año... son demasiadas cosas que analizar, pero realmente las importantes son aquellas que recuerdas en un primer golpe, en un primer momento, y estoy demasiado feliz, es decir, ha sido un buen año. Pero puede que esa entrada venga en pocos días. 

jueves, 15 de diciembre de 2011

Noches sin sueño

Segunda noche que no concilio bien el sueño, en las que doy vueltas por todos los centímetros de la cama sin poder dormir, y si finalmente me dejo llevar por el cansancio es a la hora o los pocos minutos que vuelvo a abrir los ojos para permanecer despierta un rato más, y con ello la desesperación de saber que no consigo desconectar de todo. 

Según a quién le pregunte tengo dos grandes razones para ello, una me han dicho "te haces mayor", ¿me hago mayor? cada día soy más mayor que el otro y no tengo motivos para perder el sueño, porque nunca lo he hecho, y si de eso se trata, pues entonces me concienciaré de que hoy soy más pequeña que mañana. El otro motivo es que hay preocupaciones que me quitan el sueño. Esta última parece más realista que la otra, pero no tengo tales preocupaciones, cierto que me pongo a pensar en cosas cuando no puedo dormir, pero solo por eso, porque no lo consigo y en algo tendré que pasar mi tiempo... ya que contar ovejas no me soluciona nada, de hecho ni lo he intentado.

Al final por supuesto termino cerrando los ojos y lo que era haber visto todas las horas del reloj, esta noche se ha convertido en verlas casi todas y dando gracias por no haber sido todos los minutos. El caso es que esto no me gusta, porque yo siempre he mantenido una relación de lo más de fiel con mi cama y ahora no me sirve de nada, porque no puedo dormir, y al igual que me han comentado "eso no te pega", estoy totalmente de acuerdo con ello. Yo siempre he sido una especie de marmota cuando se trataba de dormir. 

Veremos a ver que me reserva esta noche mi subconsciente, porque de verdad que quiero poder cerrar los ojos y no abrirlos hasta la mañana siguiente, despertando con ese ruido encantador de unos albañiles pegando martillazos en la casa de al lado (por supuesto todo es ironía). Porque necesito de ese descanso, de ese sueño y de ese dormir más horas, haciéndome estar más despierta, de mejor humos y en definitiva tener un mejor día. 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Etiquetas

No sabía como comenzar a redactar esta entrada, lo he intentado mil veces y mil veces diferentes lo he borrado porque no me convencía lo que leía, así que me he decidido a buscar una imagen de unas etiquetas y cuál ha sido mi sorpresa cuando me he dado cuenta de que hay mil tipos diferentes de éstas. 

Están las etiquetas de la ropa, las etiquetas identificativas para poner nuestro nombre a algún objeto, etiquetas de productos alimenticios, etiquetas escolares, pero por ningún lado he encontrado etiquetas personales, es decir, esas etiquetas que nosotros mismos ponemos a las personas que nos rodean. 

"No debemos hacerlo, no hay que etiquetar a la gente, eso está mal"... son las típicas frases que escuchamos siempre y que deberíamos de asumir, siendo capaces de trasladarlo a la práctica. Pero no es cierto, no lo hacemos, es imposible no etiquetar a la gente cuando se le ve a primera vista o cuando con el paso del tiempo pasa a formar parte de ese circulo de amigos que se tiene. ¿Quién no ha tenido a ese típico amigo gracioso? ¿quién no ha tenido a otro amigo que siempre ha sido más maduro? ¿quién no ha tenido a ese amigo que es más tímido? ¿Y esa persona de tu grupo que es la más espontánea? Pues sí, esa es la verdad, que queramos o no, vivimos etiquetados y etiquetando a la gente que nos rodea.

Por supuesto que yo estoy etiqueta, y muy etiquetada. Cada persona me ha puesto una etiqueta según ha creído conveniente, para algunos soy muy habladora, para otros tímida, para otros puedo ser hermana, hija o mejor amiga, para otras personas soy rubia o castaña, buena para un momento de fiesta, buena para hacer un trabajo de la universidad, responsable o alocada, sensata o loca... La verdad es que no importa, es que vivo con esas etiquetas cuando algunas son más ciertas que otras, y de las que alguna me siento orgullosa y de otras no tanto. Pero nunca podré no ser alguien etiquetada, porque esas etiquetas me dan una identidad frente a otros, lo quiera o no. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Una sonrisa

Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho:
Enriquece a quienes la reciben sin empobrecer a quien la da. No dura ,mas que un instante pero su recuerdo a veces es eterno. Nadie es demasiado rico para prescindir de ella. Nadie es demasiado pobre para no merecerla. Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo. Es el símbolo de la amistad. Una sonrisa da reposo al cansado. Anima a los mas deprimidos. No se puede comprar, ni prestar, ni robar, pues es una cosa que no tiene valor, hasta el momento en que se da. Y si alguna vez te tropiezas con alguien que no sabe dar una sonrisa mas, se generoso y dale la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que no puede dársela a los demás....
(Gandhi)

Hace mucho tiempo leí esta pequeña obra de arte que nos compartió Gandhi y hoy he vuelto a topar con ella en algún rincón de internet. Sencillamente me encanta. Te hace ver la importancia de esas pequeñas cosas que nosotros normalmente no tenemos en cuenta y de la verdadera importancia que tiene un simple gesto como puede ser la sonrisa. 

Hay mil frases diferentes sobre la sonrisa, de hecho a todos nos gusta leer en los estados del resto de personas que tenemos en cualquiera de nuestras redes social, algo referente a ello, porque cuando nos paramos un instante y lo leemos sonreímos instintivamente, nos hace feliz algo tan simple como eso. O cuando estamos en algún sitio, no importa el lugar y vemos a dos personas reír a carcajadas, sonreírse uno a otro, nosotros lo hacemos también. Porque cuando alguien de nuestro alrededor es feliz, por más mal que estemos o peor momento estemos pasando,  nosotros también lo somos. Porque una sonrisa se contagia, y es un virus del que no importa infectarte.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Un resfriado

Llevo dos días encerrada en mi casa sin salir, a no ser que fuese por obligación. Dos días con mi primer resfriado de otoño y acompañada de esos amigos inseparables y necesarios que son los kleenex. Sin mencionar que anteriormente sufrí uno de esos momentos donde sientes que tu cuerpo pesa, que estás machacada y es porque tu temperatura corporal desciende en lugar de ascender. 

Creo que he recorrido mi casa por activa y por pasiva, he leído como hacía mucho tiempo no podía, me he puesto a descargar series que ya he comenzado a ver, he llegado a ver películas en la televisión de Clint Eastwood y me he aburrido como las ostras, me he escuchado discografías enteras o he descubierto canciones nuevas, he ordenado apuntes que tenía sin ordenar hacía tiempo, he visto un documental sobre Ricky Martin, he pasado un rato con mi familia y así un largo etc. de cosas que me ha dado tiempo por hacer en mi convalecencia. 

Por supuesto que eso no quiere decir que no haya tenido vida social, ya que ahora por lo menos casi todos poseemos una cuenta en el messenger, una cuenta de facebook, tuenti o bien twitter. He aprovechado este tiempo para hablar con amigos, horas y horas de charla ininterrumpida, he hablado con gente que hacia tiempo no encontraba conectada, he utilizado mi móvil, y casi, porqué no decirlo hacía señales de humo para que alguien me hablase a veces, o mejor dicho encontrar a la gente que quería conectada. 

Por suerte esto parece que ya termina... no quiere decir que esté mejor, aún sigo con el kleenex en la mano y sin poder soltarlo, pero mañana ¡estoy obligada a salir y lo haré! Ya me tenga que ir cargada de pañuelos. Además llega el fin de semana, con el cumpleaños de una amiga, qué ganitas, que el año me lo salté por estar fuera de viaje y a lo mejor quedar con otras amigas el domingo... Intuyo que será un buen fin de semana y si no yo busco que lo sea. 

martes, 6 de diciembre de 2011

Reflexiones de una tarde

Hay días en los que no se tiene tiempo para reflexionar o simplemente no lo hacemos por no querer hacerlo. Pero hoy en contra de todo pronóstico, me han lanzado dos preguntas que me han hecho pensar mucho más de lo que creía: "¿qué cambiarías de tu mundo?" y "si hoy fuera tu último día ¿qué harías?". 

La entrada está hecha más que por otra cosa, porque no he podido dejar de reírme cuando con un café por delante y una cara seria me han dicho "tengo una pregunta trascendental que hacerte" y no he podido dejar de pensar que ese momento se merecía un poco de protagonismo en mi blog.

Pues bien, con la tontería he dedicado parte de mi tarde en el intento de dar respuesta a estos dos interrogantes. A la primera de ella tras diez minutos pensando, he llegado a la conclusión de que si no había encontrado ya una respuesta, todo indicaba que no había nada que mereciese un cambio. Mi vida ahora es diferente a como era hace simplemente unos meses, hay momentos diferentes, más complicados o más fáciles, pero está bien como está. Soy afortunada de tener trabajo y poder dedicarme a lo que realmente me gusta y me hace feliz, tengo una buena relación con mi familia y unos grandes amigos. Mi vida sigue avanzando y no quiero cambiar nada de ello.

En lo que respecta a la segunda pregunta... creo que he dado una respuesta rápida porque aún no estoy muy segura de que haría ese último día. Supongo que existen varias probabilidades. Una de ellas es vivir mi día igual que si fuese otro normal, simplemente siendo más feliz, sin darle importancia a las cosas. Otra alternativa es cambiar la forma de vivir la vida, es decir, hacer lo que realmente quiero, como quiero, sin importarme lo que los demás digan, porque total nadie podrá decirme nada al día siguiente y siempre por supuesto rodeada de la gente que quiero. Y la última, hacer alguna locura, quizás viajar lejos, pasarlo bien y realizar alguno de los sueños que aún no he cumplido. Pero esta respuesta, nunca se sabe. 

Mientras tanto sigo viviendo mi día a día, disfrutando de los momentos que como el día de hoy me ha regalado y me han hecho feliz, muy feliz, donde las risas me han acompañado durante toda la tarde y donde el final ha sido un gran final. 



lunes, 5 de diciembre de 2011

Palabras

¿Hasta donde se puede decir la verdad? ¿Hasta donde se puede hablar? ¿Realmente tenemos libertad de expresión? Quizás sea mejor preguntar ¿hasta donde está limitada nuestra libertad de expresión? 

Antes de nacer ya estamos en contacto con las palabras, con el sonido de la voz de nuestra madre, que nos dedica palabras a nosotros, a los demás y somos capaces de escuchar. Luego nada más nacer, la gente ya se comunica con nosotros, aún sin ser capaces de entender. Y luego aprendes a comunicarte, a entablar una conversación con los demás, a transmitir pensamientos, sentimientos... haciendo uso de éstas.

Pues bien, hoy yo me pregunto... ¿somos libres realmente de utilizar la palabra tan libremente como nosotros creemos? Mil veces se nos manda callar, mil veces nos piden que no sigamos hablando porque no se quiere escuchar lo que se tiene que decir, mil veces te dicen no digas lo que piensas porque eso hará daño, mil veces te encuentras que no puedes decir lo que realmente quieres por miedo al qué pensarán, mil veces no puedes utilizar las palabra que tú quieres, porque son más correctas otras palabras, mil veces no hablas por no crear conflictos, mil veces... mil veces que sumadas todas, al final te dejan claro que lo que realmente hacemos es utilizar las palabras de acuerdo a la gente con la que estamos, a las situaciones que vivimos y a los sentimientos de los demás. 

Me encantaría levantarme un día, en un mundo en el que no haya que limitar nuestras palabras, en el que simplemente pudiésemos decir todo lo que pensamos y como queremos, un mundo en el que no importe que no tenga sentido lo que se está diciendo, un mundo en el que no tengan tanta importancia las palabras, sino los hechos. Porque ¿quién no ha callado muchas veces lo que quería decir? ¿quién no se ha encontrado problemas por algo dicho sin pensar y que se necesitaba decir? 

Mientras ese día llega, seguiremos callando lo que pensamos, seguiremos reprimiendo lo que de verdad queremos decir, por no hacer daño a la gente que nos rodea, por no crear problemas donde no los hay y podría haberlos. En definitiva seguiremos hablando por contentar muchas veces a los demás. Porque así nos han enseñado y porque nos hemos acostumbrado a ello.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Un buen día

Hay semanas en las que no ocurre nada en tu vida y sin embargo hay otras en las que cada día es como una montaña rusa, donde no puedes parar y aburrirte y donde en días como hoy y acompañada de una positividad que ya echaba de menos, no tienes tiempo ni para mirarte en un espejo, porque de una cosa vas a otra y mantienes tu mente ocupada.

Una mañana dedicada a los demás, donde no todo ha sido maravilloso, pero sin duda ha sido muy gratificante, cosas que valen la pena después de haber pasado un mal rato, de la tensión y los nervios antes de comenzar, de la evaluación después de haber terminado y de porqué no, una llamada a media mañana, de esas que se hablan de todo y de nada y aún así te gusta.  

Por la tarde, a dedicarse a lo que me gusta, a esos dos pequeños que sin ellos saberlo, son más especiales e importantes en mi vida que otros. Porque si me veían cansada, se amoldaban a mí, si me veían contenta reían conmigo, y si me veían triste en algún momento siempre me sacaban una sonrisa. Son dos pequeñajos, bueno... quizás ya no tanto como la primera vez que los vi, pero tienen un espacio más grande en mi vida de las que ellos puedan creer. 

Y luego, luego ha sido una tarde llena de llamadas, horas al teléfono (posiblemente dos horas o más) disfrutando de una compañía no presente, pero sabiendo que detrás de esas voces hay una persona. Conversaciones amenas, divertidas, serias en algún momento, risas, sonrisas, piques (mis propios piques) y sólo ganas, ganas de que no hubiese sido por teléfono si no en persona... lástima que no siempre se puede. 

En definitiva, un buen día, muy positivo, de los que echaba de menos y espero mañana repetir, porque yo quiero y porque merecen la pena. Y ahora dejo esto dando el chivatazo al googlereader. Cuánto me queda por aprender de tecnología.