jueves, 8 de octubre de 2015

Días y días

Existen millones de tipos de días. Los buenos, los malos, los muy buenos, los nostálgicos, los felices, los que pasan rápido, los que nunca acaban... pero siempre tenemos de todos. Pues bien, hoy uno de esos días con nube gris en el cielo y que amenaza con empezar a llover. El día parece empezar mal y no consigue enfilarse. 

La mañana ha sido insulsa, al contrario de lo que pueda pensarse, no tiene mayor interés, ni mayor importancia, otra día igual a anteriores. Nada que destaque, ninguna novedad. Nada. La monotonía instalada en horas de mi vida. 

Pero a partir de la tarde, ha empezado a descarrilarse el carro y parece que no termina. Situaciones familiares complicadas, incidentes en cosas que no debería haberlas, cambios de última hora, correos de trabajo que no hacen mejorar el día... 

Para acabar leyendo palabras que sabes que te harán daño, en plan autodestrucción. Porque hoy me apetece sentir la añoranza de lo que fue y no será, de lo mal que se hicieron las cosas y el daño que se sintió. Hoy me apetece llorarle en silencio, echarle de menos a solas, escuchar música y recordar momentos pasados, porque pudo ser lo mejor y no será nada. 

Hay verdades que llegan para instalarse, que duelen y no sabes como curar, ni pasar página, ni olvidar. Aún así siempre estará ahí, en un pequeño rincón, formando parte de recuerdos y del pasado, un rincón que me pertenece solo a mí y que sé que también formará parte de ti.