
La mañana ha sido insulsa, al contrario de lo que pueda pensarse, no tiene mayor interés, ni mayor importancia, otra día igual a anteriores. Nada que destaque, ninguna novedad. Nada. La monotonía instalada en horas de mi vida.
Pero a partir de la tarde, ha empezado a descarrilarse el carro y parece que no termina. Situaciones familiares complicadas, incidentes en cosas que no debería haberlas, cambios de última hora, correos de trabajo que no hacen mejorar el día...
Para acabar leyendo palabras que sabes que te harán daño, en plan autodestrucción. Porque hoy me apetece sentir la añoranza de lo que fue y no será, de lo mal que se hicieron las cosas y el daño que se sintió. Hoy me apetece llorarle en silencio, echarle de menos a solas, escuchar música y recordar momentos pasados, porque pudo ser lo mejor y no será nada.
Hay verdades que llegan para instalarse, que duelen y no sabes como curar, ni pasar página, ni olvidar. Aún así siempre estará ahí, en un pequeño rincón, formando parte de recuerdos y del pasado, un rincón que me pertenece solo a mí y que sé que también formará parte de ti.