Todo llega y todo pasa. Lo cierto era que no estaba convencida de querer unas vacaciones este año y aún más cierto es que sin yo saberlo, las necesitaba como nunca. Tenía que desconectar de mi presente, tenía que conseguir abstraerme de mi realidad un rato, necesitaba ir de un sitio para otro y sonreír. Disfrutar de paisajes de ensueño, de momentos y risas compartidas, de caminar tranquilamente por la playa, de hacer cosas que nunca antes había hecho, de no llevar un reloj y reírme por las cosas sencillas.
Han sido unas vacaciones de ensueño. Nunca las olvidaré. Miles de momentos, miles de sonrisas, miles de cosas que compartir y un lugar, mi lugar.