lunes, 27 de agosto de 2012

Holidays


Todo llega y todo pasa. Lo cierto era que no estaba convencida de querer unas vacaciones este año y aún más cierto es que sin yo saberlo, las necesitaba como nunca. Tenía que desconectar de mi presente, tenía que conseguir abstraerme de mi realidad un rato, necesitaba ir de un sitio para otro y sonreír. Disfrutar de paisajes de ensueño, de momentos y risas compartidas, de caminar tranquilamente por la playa, de hacer cosas que nunca antes había hecho, de no llevar un reloj y reírme por las cosas sencillas.


Necesitaba que la marea se llevase esos sentimientos que me hacían sufrir. Necesitaba que el agua arrastrase todo ese miedo y esa pena a un después. Enseñarme a que aunque la vida golpea fuerte como lo hace el agua contra las rocas, siempre hay un momento de calma y sosiego en el que todo vuelve a su sitio. Que si está nublo, llegará el sol. Que si se hace de noche, llegará un nuevo día. Que todo sigue y que tienes que vivir con lo pasado y enfrentar el futuro con una sonrisa, porque las cosas depende de como las enfrentes tú. 

Han sido unas vacaciones de ensueño. Nunca las olvidaré. Miles de momentos, miles de sonrisas, miles de cosas que compartir y un lugar, mi lugar. 



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