lunes, 2 de diciembre de 2013

Hartazgo

Aquí dejo una reflexión que me han pasado estos días.

Llega a veces con motivo, o incluso, sin él. Te sientes en el límite, sin fuerzas, sin ganas. La pelea de cada día te pilla en baja forma. Te da el bajón, y te preguntas para qué tanto esfuerzo, si no sería mejor tirar por la calle del medio, romper la baraja y sentarte a dormir. En distintas etapas puede llegar el cansancio. El estudiante en mitad del curso, cuando parece que las horas dedicadas no rinden y se oscurecen los motivos. Los enamorados, cuando se va enfriando la intensidad primera y empieza a asomar la rutina. El trabajador, hastiado, quizás por entrar una y otra vez en los mismos ciclos vitales. El que llega al final de los días fatigado y con ganas de tirar la toalla. ¿Qué hacer con ese cansancio que no encuentra reposo?

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