Nunca se muy bien porque viene regida la personalidad, ¿los horóscopos? ¿las vivencias? ¿la familia? ¿genética? Realmente esta entrada no es una reflexión sobre ello, sino sobre mi increíble incapacidad para decidir, es decir, la indecisión.
Esta semana ha sido caótica, pudiendo haber sido la más feliz de mi vida. He tenido que decidir por que camino quiero que siga mi vida, que camino tomo y que dejo atrás o a un lado, pero que tal vez nunca más pueda tocar.

Finalmente decidí con la cabeza y no con el corazón, buscando una estabilidad, algo que también me hace feliz a su manera y sabiendo que puedo emplear lo que aprendí de mi sueño en el camino que me toque ahora caminar.
Así que veremos que me depara el futuro. Solo no quiero volver a tener que decidir así, no con lagrimas e incertidumbre, porque también soy consciente que lo que yo he tenido es un golpe de suerte que muchos hubiesen querido tener.
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