domingo, 26 de octubre de 2014

Disparos

Sabes lo que es el daño porque lo has sufrido alguna vez. Sabes lo que es el dolor producido por alguien porque no importa cómo, si es intencionado o no, lo has recibido. Sabes lo que es sentirte mal y llorar. Sabes todo eso y nunca estás preparado para un poco más de dolor. 

Hay veces que afrontamos ir de cabeza a esa diana porque piensas que es necesario que se descarguen las armas para recibir todo de una vez, pero para lo que no estás preparado es para saber si soportarás todo lo que se dispara. Y a veces, sólo a veces, te crees fuerte y resultas no serlo. Sienten las ansiadas ganas de levantarte e irte, sientes que nada importa y que estarías mejor en otro lugar que ahí parada. Y sin embargo, tu masoquismo te hace no moverte, te hace quedarte y escuchar, defenderte con palabras que no son escuchadas y con argumentos que a quien le tiene que importar no escucha. 

Y después de todo eso, cuando ya ha no queda una sola bala, pretendemos que todo siga igual, y finges. Pero lo cierto es que no hay nada igual, es que pareces un colador, y que lo único que haces es aparentar, sonreír con tus labios, pero no con tus ojos. Y como toda herida necesita un tiempo para curarse y sin saber que tipo de cicatriz dejará sobre tu piel y tu alma. 

sábado, 18 de octubre de 2014

Tardes nubladas

No todos los días son igual de buenos, ni de divertidos y entretenidos. Hay veces que tienes que parar para reflexionar, sentir y escuchar música de esa que piensas que está basada en tu vida, que te han robado un fragmento de tu historia y alguien ha decidido cantarla al mundo entero. 

Y todo eso que has ido guardando empieza a empujar por salir, ese enfado, esa contención, esos diques explotan, revientan y se transforman en un enfado descomunal que pagas con un puñetazo a la mesa, como si creyeras que eres hulk y no va a dolerte luego la mano por ese golpe mal dado.

Pero de repente, pasa algo bueno, de repente alguien te llama, te habla y te calma. Su voz te relaja, influye sobre ti y aunque la mano sigue doliendo (y lo hará por un tiempo) desconectas y acabas riendo a carcajadas. Influye sobre ti de una manera increíble, tal vez más de lo que te gustaría, pero menos de lo que deseas en ese preciso momento. 

Y sabes que lo importante es que al menos hay alguien ahí. No buscas ya un enfado. No buscas un porque. Y aunque ha empezado a llover y parece que el cielo va a desplomarse, tu entiendes que dentro de tu casa, en tu hogar hay luz y estás a salvo, tranquila, y terminas por sonreír. 

jueves, 16 de octubre de 2014

Supuestamente

Supuestamente cuando terminamos algo, tal vez un trabajo, una etapa de tu vida, una relación con alguien, un proyecto, nos atrapa la sensación de algo perdido, algo que ya no volverá porque tuvo su tiempo y pensar si lo hemos aprovechado o o no ya dejó de tener importancia. Puede que provoque felicidad o tal vez no. 


Supuestamente empezar algo nuevo da miedo, la incertidumbre y el desconocimiento nos asusta. No sabemos que nos depara el futuro y si vendrá acompañado de sonrisas o lágrimas. Supuestamente hay muchos supuestos. Pero a mí me está gustando jugar con la suposición, porque supuestamente supongo que suponer felicidad es avanzar con una sonrisa. Porque supuestamente yo... supongo muchas cosas y hoy juego a las suposiciones. 

Supongo que me toca avanzar. Supongo que hay sonrisas que me esperan. Supongo que todo puede funcionar. Supongo que todo se estabilizará. Supongo que voy a ser aún más feliz. Supongo todo.