jueves, 20 de noviembre de 2014

Remolinos de sentimientos

Hoy es uno de esos días en el que el tiempo libre me hace recordar que tengo un blog y me hace decidirme a escribir algo que ni yo misma sé por donde debe empezar. Cierto es que no quiero contar nada, no tengo ganas de airear mi estado de ánimo o mi vida, solo quiero encerrarme en mí y no hablar. 

Porque hay momentos en los que la compañía no vale, sino es la suya. De mi boca no salen las palabras para expresar el que decir, porque no sé ordenar mis sentimientos y todas esas palabras arremolinadas en mi interior. Solo quieres cerrar los ojos y notar la tranquilidad, que todo fluya y que las aguas vuelvan a su cauce, sí es que alguna vez estuvieron en él. 

Y cuando me siento tranquila y cierro los ojos, siento ese pequeño pellizco, ese desasosiego que deja la incertidumbre, el no saber. Lo peor es que me doy cuenta de lo importante cuando he atisbado la posibilidad de perdida, y entonces es cuando querría haberlo hecho todo al revés, desde el momento en que se lanzó esa primera pregunta.  Pero estoy tan agradecida que aun sin saber que pasará mañana, no podré más que aceptarlo y pensar que estoy en un escenario que nunca había planteado y que me hace feliz. Porque decir gracias ya no sirve, porque gracias no es palabra suficiente para transmitir lo que realmente se siente. 

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