miércoles, 5 de noviembre de 2014

Costumbres añoradas

Hay veces en que cuando la monotonía de los días se rompe, desencaja tantos tus planes que no sabes como reaccionar ante ellos. Tanto es así que sólo sabes decir "que fuerte", "no me lo creo" y es que hay sorpresas que tardas en asimilar por más que te encanten. 

Luego de que todo cambie, te acostumbras a esas pequeñas diferencias, a escuchar música cuando estudias, a irte a dormir antes o a ir más despacio a trabajar. Y de nuevo vuelve todo a la normalidad y aunque creías que esperarías eso, realmente echas de menos las pequeñas diferencias que marcan los momentos. 

Y entonces tienes un día de mierda, donde tú intentas sonreír y donde realmente solo añoras la rutina antigua. Y se te ocurre la maravillosa idea de ser sincera, aplastantemente transparente y tal vez un poco hiriente. Pero aún así no te arrepientes de nada, porque mientras has sido clara, has sido capaz de vislumbrar la verdad, y llegar al porque de tu estado de ánimo. Y eso a veces es mejor que todo. 

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