sábado, 14 de julio de 2018

Desahogo

Así en caliente, desde el móvil y sin pensar mucho hago esta entrada. Tumbada en mi cama un sábado a las siete de la tarde de un verano más. Tengo que aprender a quererme más, a darme menos, a no abrirme en canal cuando ni de manera remota van a hacer lo mismo. 

Pero toda esta rabia es proporcional a mi cobardía para decir lo que siento al 100%. Siempre me he jactado de valiente y escondo la cabeza más hondo que la avestruces. El problema es que no soy capaz de decir: te quiero, no te olvide y no me importaría irme al precipicio si es contigo. 

Me he concienciado de que nunca miraremos el mismo horizonte, no compartiremos una cena, un cubo de palomitas, ni habrá muchas más risas compartidas. Soy egoista, cobarde o loca. Adjetivos hay para elegir, son muchos y todos un poco reales. Y lo peor es que dentro de nuestros mini enfrentamientos me siento viva porque se que soy capaz de provocarte. 

Parece que solo me acuerdo de este blog cuando estoy triste, cabreada o melancólica. Y lo cierto es que es así, mi manera de escaparme, evadirme de lo que me provoca... soltarlo y ser un poco más libre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario