Ayer viví una de esas pocas noches mágicas en las que detienes tu vida y miras a tu alrededor y dentro de ti. Una de esas noches en las que echas el ancla y detienes tus pasos en el mismo sitio pero diferente puerto que el resto de personas que te acompañan. Había muchas caras conocidas, otras totalmente nuevas y que tuve que conocer y otras que al cerrar los ojos puedo verlas en mi memoria.

Y todo esto a la vez compartiendo experiencias, momentos y vivencias con muchas más personas que están ahí haciendo lo mismo que tú, pero cada una con su historia, sus problemas, sus sueños y su personalidad. Así es como te das cuenta que cada persona tiene un camino que recorrer y que cada paso dado es uno que das en tu vida. Y que todos tenemos que seguir hacia delante porque aunque haya habido heridas, la vida sigue y tienes que aceptarlo.
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