lunes, 2 de marzo de 2015

Un colacao

Días en lo que lo más simple te agobia, en los que tu cabeza trabaja a una velocidad desenfrenada, en los que cuanto más le pides descansar más giros y vueltas da. En los que te agobia lo que sientes y lo que quieres. Esos días en los que necesitas descansar, irte pronto a la cama, dormir y no soñar, porque los sueños también están contra ti. 

Porque el que te digan "has cambiado" ya no es ninguna novedad, porque dicen que cuando se hace daño una persona no es la misma y es verdad, pero sin embargo guarda la esencia. Porque ya no hace reír lo mismo pero si cosas nuevas. Porque te sientes capaz de muchas cosas pero de otras no. 

Y sólo se tiene gana de llegar a "casa" y sentir ese calor que te ofrece un hogar, cerrar los ojos y dejar volar la imaginación como siempre, para pensar que no existe nada más allá de lo que se huele, se escucha y se siente. Ese sitio en el que estás mala y se levantan para hacerte un colacao sin importar la hora, donde te convierten en michelín solo para que no pases frío, te abrazan cuando lo necesitas, te escuchan y te dejan ser más tú que en ningún lado. Porque puede que tal vez sólo se necesite algo así para darle un revés al día. 


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