
Y yo al contrario de muchos empiezo sin planes, sin viajes previstos, sin nada ni a corto, ni a largo plazo. Viviré al día, según surjan los planes, según encarte quedar con alguien, leer un libro, coser un poco o ver una serie de esas que me gustan a mí.
Dicen que cuando no hay planes, es cuando más se disfruta al final el verano. Veremos que me deparan estos dos meses, que buenos momentos pasaré y con quién pasaré mi verano. Será un verano diferente, atípico a lo que siempre he vivido. Pero puede ser genial ¿no?
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