sábado, 4 de julio de 2015

Decepciones

Hay millones de momentos en la vida en la que tenemos decepciones, puede que a veces sea con algún compañero de trabajo, con algún amigo, con alguna persona, pero no hay ninguna que duela tanto como una decepción con uno mismo. 

Vives preparándote durante un curso entero para un mismo momento, y cuando llega la hora de la verdad te fallas a ti mismo. Todo eso que tenías en la mente se te olvida, la voz no te sale del cuerpo, las piernas te tiemblan y el corazón puedes sentirlo sin necesidad de colocar la mano sobre tu pecho. Y sientes una gran decepción, porque en una hora no eres capaz de dar ni un 25% de ti mismo y de lo que tenías planeado. 

Pero te queda el consuelo de un abrazo al llegar a casa, de un consuelo en el desconsuelo cuando lloras de rabia, impotencia y coraje, de un montón de palabras de ánimo que aunque no animan porque de nada sirve lo que te digan, si que es cierto que las agradeces igualmente y de una sonrisa que te anima a volver a intentarlo en otra nueva ocasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario