
Imaginad que vais en un coche y que tienes que ir con los ojos cerrados. Los llevas cerrados por decisión propia, no hay ninguna venda que dificulte tu visión en caso de que quieras abrirlos y aún así lo cierras. A tu lado hay alguien, la persona que conduce y no importa quién es porque tu vas segura, no temes nada. Tienes la sensación de que vas a un lugar genial, algo que te gustará pero aún así no lo sabes.
Llegas al final del trayecto y no sabes si ha sido mucho o poco, simplemente tiempo sin importar la cantidad. Abres los ojos y estás en un lugar fantástico, te sientes como una princesita por estar ahí, especial, única, alguien con mucha suerte y no cabes en ti de felicidad. Terminas en este sitio y vuelves a ir a otro y pero ya con los ojos abiertos. Vuelves a ser igual de feliz o incluso más ¿eso se puede? El caso es que una vez más te subes a un coche y de nuevo con los ojos abiertos te diriges a.... no sabes donde te diriges pero te dejas llevar, y cuanto más cerca estas del final, empiezas a intuir que es.

Pero entonces ocurre y despiertas de tu sueño, en lo mejor (como siempre pasa), pero tienes esa esperanza de que se vuelva a repetir una vez más porque hay sueños que se repiten y este puede ser uno de ellos. Mientras, ahora mismo, sonrío por poder mantener todo esto en mi cabeza y poder sentirlo aún no habiéndolo vivido.
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