jueves, 8 de diciembre de 2011

Un resfriado

Llevo dos días encerrada en mi casa sin salir, a no ser que fuese por obligación. Dos días con mi primer resfriado de otoño y acompañada de esos amigos inseparables y necesarios que son los kleenex. Sin mencionar que anteriormente sufrí uno de esos momentos donde sientes que tu cuerpo pesa, que estás machacada y es porque tu temperatura corporal desciende en lugar de ascender. 

Creo que he recorrido mi casa por activa y por pasiva, he leído como hacía mucho tiempo no podía, me he puesto a descargar series que ya he comenzado a ver, he llegado a ver películas en la televisión de Clint Eastwood y me he aburrido como las ostras, me he escuchado discografías enteras o he descubierto canciones nuevas, he ordenado apuntes que tenía sin ordenar hacía tiempo, he visto un documental sobre Ricky Martin, he pasado un rato con mi familia y así un largo etc. de cosas que me ha dado tiempo por hacer en mi convalecencia. 

Por supuesto que eso no quiere decir que no haya tenido vida social, ya que ahora por lo menos casi todos poseemos una cuenta en el messenger, una cuenta de facebook, tuenti o bien twitter. He aprovechado este tiempo para hablar con amigos, horas y horas de charla ininterrumpida, he hablado con gente que hacia tiempo no encontraba conectada, he utilizado mi móvil, y casi, porqué no decirlo hacía señales de humo para que alguien me hablase a veces, o mejor dicho encontrar a la gente que quería conectada. 

Por suerte esto parece que ya termina... no quiere decir que esté mejor, aún sigo con el kleenex en la mano y sin poder soltarlo, pero mañana ¡estoy obligada a salir y lo haré! Ya me tenga que ir cargada de pañuelos. Además llega el fin de semana, con el cumpleaños de una amiga, qué ganitas, que el año me lo salté por estar fuera de viaje y a lo mejor quedar con otras amigas el domingo... Intuyo que será un buen fin de semana y si no yo busco que lo sea. 

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