sábado, 24 de diciembre de 2011

Navidad

Llevo varios días sin dejarme caer por aquí debido a la falta de tiempo, a mi nula inspiración o simplemente por no tener la necesidad de escribir nada. Pero hoy es diferente, hoy quiero escribir.

Es Navidad, época de felicidad para muchos, claro que sí. Además ya hemos empezado a reencontrarnos con personas que no vemos más que en esta época del año, a veces la familia y otras amigos. Hemos empezado con esas comidas rodeada de personas, donde no hay un minuto de silencio, mil conversaciones simultáneas y risas, muchas risas, por esos momentos compartidos, esos recuerdos o simplemente esos chistes malos. 

Y bueno y también llegan las compras. Sí, esas compras que a mí tanto me agobian y más este año donde mi imaginación no colabora conmigo, porque soy incapaz de pensar en buenos regalos para las personas a las que realmente quiero regalarles algo. No quiero regalar por regalar, quiero que los regalos signifiquen algo para quienes los recibe, que se sepa que hay cariño en ello, no solo deber, pero este año la cosa está complicada, difícil... pero no desisto, al final pensaré algo, lo tengo que conseguir. 

También adornamos nuestras casas, nuestra ciudad se iluminan, las calles se llenan de personas entre compras, risas y prisas. Todo indica una época de felicidad. En mi casa el espumillón, el belén, un pequeño árbol de navidad, y algún adorno más, le da color a las paredes, a las habitaciones y en definitiva al día a día. Y lo cierto es que me gusta.

Además cuando estamos lejos de ver el final del año, empezamos a repasar lo que hemos hecho durante los 365 días del año... son demasiadas cosas que analizar, pero realmente las importantes son aquellas que recuerdas en un primer golpe, en un primer momento, y estoy demasiado feliz, es decir, ha sido un buen año. Pero puede que esa entrada venga en pocos días. 

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