jueves, 1 de diciembre de 2011

Un buen día

Hay semanas en las que no ocurre nada en tu vida y sin embargo hay otras en las que cada día es como una montaña rusa, donde no puedes parar y aburrirte y donde en días como hoy y acompañada de una positividad que ya echaba de menos, no tienes tiempo ni para mirarte en un espejo, porque de una cosa vas a otra y mantienes tu mente ocupada.

Una mañana dedicada a los demás, donde no todo ha sido maravilloso, pero sin duda ha sido muy gratificante, cosas que valen la pena después de haber pasado un mal rato, de la tensión y los nervios antes de comenzar, de la evaluación después de haber terminado y de porqué no, una llamada a media mañana, de esas que se hablan de todo y de nada y aún así te gusta.  

Por la tarde, a dedicarse a lo que me gusta, a esos dos pequeños que sin ellos saberlo, son más especiales e importantes en mi vida que otros. Porque si me veían cansada, se amoldaban a mí, si me veían contenta reían conmigo, y si me veían triste en algún momento siempre me sacaban una sonrisa. Son dos pequeñajos, bueno... quizás ya no tanto como la primera vez que los vi, pero tienen un espacio más grande en mi vida de las que ellos puedan creer. 

Y luego, luego ha sido una tarde llena de llamadas, horas al teléfono (posiblemente dos horas o más) disfrutando de una compañía no presente, pero sabiendo que detrás de esas voces hay una persona. Conversaciones amenas, divertidas, serias en algún momento, risas, sonrisas, piques (mis propios piques) y sólo ganas, ganas de que no hubiese sido por teléfono si no en persona... lástima que no siempre se puede. 

En definitiva, un buen día, muy positivo, de los que echaba de menos y espero mañana repetir, porque yo quiero y porque merecen la pena. Y ahora dejo esto dando el chivatazo al googlereader. Cuánto me queda por aprender de tecnología. 

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