martes, 22 de noviembre de 2011

Sábado inolvidable

Han pasado ya unos días desde que terminó el sábado, y sin duda ha sido uno de esos días que recordaré por mucho tiempo porque se sale de lo normal y con muy pocas probabilidades lo volveré a vivir alguna vez  igual o si quiera parecido.

El sábado en la mañana tuve uno de tantos cursos que termino haciendo por no saber decir que no. El lado positivo es que al final podré utilizarlo en algún momento y me estoy formando. El negativo que se roba el poco tiempo que me pueda quedar libre, pero bueno ahí seguimos. Lo mejor comenzó luego, cuando me reuní con dos amigas para comer juntas, disfrutando de buenos momentos, risas y sonrisas. 

A la tarde, después de un viaje de dos horas, comenzó la que sería una noche inolvidable compartida con la gente que quiero, y a la que quiero de verdad, de la que necesito tener en mi vida y quiero tener siempre. Esto lo supe cuando paré en mi frenética vida y reflexioné sobre cosas que a nivel particular me hacían sentir incómoda... pero lo necesitaba y me alegro por ello. No puedo decir que me haya servido para tomar decisiones, pero me sirvió para aclarar dudas, descubrir que hago montañas de granos de arena, ver que tengo cosas inmerecidas y que debería de sonreír mucho más por todo. 

Después, sin duda vino el viaje de vuelta. Otras dos horas en plena noche que fueron  tan intensas o más que la  propia noche en sí. Fueron verdades, confidencias, sentimientos expuestos, sonrisas, silencios compartidos, huidas a las verdades que no me gusta escuchar o aceptar. En definitiva, confianza, una dosis muy, muy alta de demostración de confianza, que hace sentir a una más especial de lo que debería por saberse tan especial para otro y no creerse merecedora de ello, no a ese nivel. 

Las conclusiones de este día, es que hay momentos que se viven solo una vez y hay que aprovecharlos, así como cuidar a los amigos que tenemos, y más cuando algunos de ellos peligrosamente pasan a ser más que amigos porque pasan a ser parte de esa familia que tú eliges en la vida y eso supone arriesgarte con todas las letras a confiar en ellos por trabajo y mal que sepas hacerlo, y en eso aún estoy aprendiendo. Porque quiero poder dar la mano con los ojos cerrados y no sentirme desesperada por abrirlos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario