lunes, 27 de febrero de 2012

Máscaras

¿Verdad que son bonitas las mascaras? Cuando no se ven puestas, cuando no las lleva nadie de tu alrededor, cuando están sobre la mesa o escondidas en un armario, realmente son un complemento que a todos nos gustan. Son llamativas, como poco. 

El problema se presenta cuando hay que hacer uso de ellas. No nos gustan que las personas que están cerca nuestra se las ponga y menos en nuestra presencia. Tampoco nos gusta vernos obligado a usarlas, porque da igual quien sea la persona que lo use, significa que lo que vemos o hacemos no es cierto, sino mentira y que detrás de esa realidad fingida, hay mucho más escondido.

Pero hoy en día, seamos nosotros, sea las personas que nos rodean, sea la sociedad, nos obligan a vivir con una máscara escondida a nuestras espalda preparada para utilizarse en el momento preciso. No es algo que esté mal, no juzgo el vivir con una máscara, pues no todas nuestras caras les agradan a todo el mundo. El problema es tener que vivir con ella puestas indefinidamente.

Y todos, queramos o no, tenemos una, todos. No me gusta llevar máscara, significa que no soy yo realmente, pero tampoco me arrepiente de cuando la he utilizado y no desecho la idea de tener que volver a utilizarla. Porque hay veces que con una máscara puesta para los demás, realmente se puede llegar a ser feliz, ya que las personas que realmente queremos que nos vean, lo hacen a través de ella.

Además, existen diferente tipos de máscaras. Están aquellas que cubren todo nuestro rostro y no dejan más que al descubierto nuestros mirada. Están aquellas que cubren solo media cara pero con grandes adornos y parece ocultar mucho más, y esas que apenas y si cubren la zona de los ojos. Pero sea cual sea la que utilicemos, en el momento que la utilicemos, si alguien nos mira directamente podrán mirar y ver la verdad que no se puede ocultar en una mirada. 

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