jueves, 26 de enero de 2012

Corazón de cebolla

Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas. Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y a escuchar el canto de los pájaros.

Pero de pronto, un buen día empezaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, naranja, morado... Los colores eran irisados, deslumbradores, centelleantes, como el color de una sonrisa o el color de un bonito recuerdo.

Después de investigaciones sobre la causa de aquellos misteriosos resplandores, se descubrió que cada cebolla tenía dentro, en el mismo corazón, un piedra preciosa. Algunas tenían un topacio, otras  aguamarinas, aquella un lapislázuli, la de más allá una esmeralda ... ¡Una verdadera maravilla!

Pero, por una incomprensible razón, se empezó a decir que aquello era peligroso, intolerante, inadecuado y hasta vergonzoso. Así que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra preciosa e íntima, con capas y más capas, cada vez más oscuras y feas, para disimular cómo eran por dentro. Convirtiéndose en unas cebollas de lo más vulgares.

Pasó entonces por allí un sabio, que gustaba sentarse a la sombra del huerto y sabía tanto que entendía el lenguaje de las cebollas, y empezó a preguntarles una por una:

- "¿Por qué no te muestras como eres por dentro?"

Y ellas le iban respondiendo:

- "Me obligaron a ser así... me fueron poniendo capas... incluso yo me puse algunas para que no me dijeran nada."

Algunas cebollas tenían hasta diez capas, y ya ni se acordaban de por qué se pusieron las primeras. Y al final el sabio se echó a llorar. Y cuando la gente lo vio llorando, pensó que llorar ante las cebollas era propio de personas muy inteligentes. Por eso todo el mundo sigue llorando cuando una cebolla nos abre su corazón. Y así será hasta el fin del mundo.

Me ha encantado esta pequeña historia. La he encontrado por internet, la tenía guardada para compartirla un día y hoy ha sido el elegido. No hay mucho que comentar, más que espero que haya gente con la suerte de poder disfrutar de esas piedras preciosas y que las que no se han mostrado empiecen a dejarse ver. 

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