martes, 31 de enero de 2012

Diary

Cuando era bien pequeñita, tenía un diario. Recuerdo que me lo regaló mi prima para un cumpleaños y que cuando me acordaba lo usaba, pero hacía mayor función de horario que de lo que realmente es. Apuntaba a la hora que desayunaba, iba al colegio, a natación o a gimnasia rítmica. 

Hoy, ahora, no tengo diario. O no tengo tal cosa que indique que lo es. Pero realmente he transformado mi agenda del día a día, en eso mismo. He olvidado la función que realmente tiene y no apunto las cosas que se supone que debo hacer, sino las cosas que me han ocurrido o me van a pasar, y aquellas que son importantes para mí. Las remarco con subrayadores, le dibujo cosas, escribo palabras, frases... le hago de todo, pero solo hay una cosa que no hago con ella. No la dejo a nadie.

Tiene tal importancia como un diario. Dejarla, es dejar un poquito de mí, que sepan como ha sido el día a día. Si alguien escribiese en ella será porque confío con los ojos cerrados y no me importa que sepa un poquito más de mí, ni lo que pueda poner. Si la dejo... esa persona seguro que será especial. Estoy 100% segura de ello. Mientras tanto, voy a seguir escribiendo día a día, lo que me pasa, lo que pienso, lo que creo, lo que me ocurre, para que cuando pase el tiempo pueda recordar las fechas importantes. Y así no olvidar lo verdaderamente importante nunca.

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